Especie protegida
La interiorista Linda Bergroth proyecta al futuro el art nouveau finlandés en este piso en Helsinki. Paneles modernistas, verde y naranja comparten espacio con diseño contemporáneo. Así es el nuevo estilo nórdico.
La decoradora Linda Bergroth ha elaborado un tratado del nuevo estilo nórdico en un piso de Helsinki donde el art nouveau finlandés se cruza con lo contemporáneo.
liquen “Pinté las boiseries en verde y sumé visionarios muebles para crear un ambiente relajado y moderno”. LINDA BERGROTH
De nuevo en el comedor, chandelier W103 de Inga Sempé para Wätsberg en versión XXL y jarrones y platos de Bergroth para Durat. En la otra página: Librería pintada con verde Lichen de Farrow & Ball y lamparitas Clamp de Inga Sempé para Wästberg. Al fondo, silla Diamond de Harry Bertoia para Knoll.
Este apartamento atesora la historia del diseño contemporáneo. Sus 200 m2 son parte de un edificio de 1903 firmado por Herman Gesellius, Armas Lindgren y Eliel Saarinen (padre de Eero), uno de los precursores del Jugend, como se conoce al Art Nouveau que floreció en Helsinki a principios del siglo XX. “Estaba en mal estado tras años siendo un piso de alquiler para estudiantes. Así que sus nuevos dueños, un joven matrimonio con dos hijos necesitaban adaptar y mejorar su aspecto drásticamente”, comienza la interiorista Linda Bergroth, un nombre conocido para esta familia, ya que había convertido un estudio de fotografía en su último hogar. “El anterior trabajo fue más teatral, algo que identifica mi estilo, junto a la arquitectura de interiores y el diseño de muebles, que son mis tres pilares. Todo está aquí, pero en una versión más confortable”, afirma. La remodelación se basó en el principio de preservar los materiales y detalles de la época, “como las boiseries y el parquet en damero, y sumarle un visionario y engamado mobiliario para conseguir un ambiente actual y relajado”, continúa. Para ello lacó en verde liquen de Farrow & Ball los paneles, puertas y ventanas de madera oscura, con el fin de dar mayor luz a la atmósfera, sobre todo en la cocina y el comedor. “En la primera mantuve cierta identidad clásica con los azulejos y el acero industrial, pero sumé detalles lúdicos como una mesa con un extraño mármol finés que yo misma diseñé y taburetes de plástico reciclado de Max Lamb. Un juego parecido hice en el segundo, donde la madera en verde contrasta con sillas atrevidas que dan ráfagas anaranjadas”, explica Linda. Un tono determinado por el suelo y la chimenea Jugend que encontró en una de las salas que, aunque no era la que crearon los arquitectos en su día, sí devolvió al lugar que marcaban los planos originales. A su personal revisión de una época añadió pocos y escogidísimos muebles de los autores contemporáneos que más admira, como las butacas, sillas y mecedoras de Muller Van Severen o las lámparas de Inga Sempé para Wästberg en el mismo color caldero del resto de la decoración, donde apenas hay licencias al vintage, excepto un sofá midcentury y una butaca Diamond de Bertoia. “Es una casa positiva y moderna que presume de sus dos capas: la antigua y la nueva, juntas componen un inesperado equilibrio”, concluye Linda como epílogo a este ensayo sobre el nuevo nórdico. LINDABERGROTH.COM