Castizo arty
Erico Navazo recuperó la esencia de un piso señorial en un antiguo palacete de Madrid recurriendo a la simetría y a sus materiales de origen. Lo de siempre pero mejorado.
Erico Navazo recuperó este piso madrileño, de pasado palaciego, recolocando sus elementos con simetría y añadiendo sabor local.
Habían comenzado a reformar la estructura, pero no llegaron a finalizarla, dejando parte de la solera al descubierto y las vigas de hierro desnudas. Así encontró su actual propietaria esta casa de 200 m2 que en su día formó parte de un palacete en el madrileño barrio de Tirso de Molina. Para convertirla en lo que tenía en mente llamó a Erico Navazo. “Habíamos trabajado juntos en su anterior piso y nos comunicamos bien. Lo primero fue distribuir la planta circular componiendo dos centros generosos: una gran cocina-comedor, desde donde se accede a una habitación de invitados, y un salón con cuarto de estar y dormitorio con baño”, comienza el interiorista. Para diferenciar las zonas recurrió a los revestimientos: baldosas castellanas de barro prensado del XIX, que él mismo había empleado en su propia cocina, y tablas de pino del XVIII que encontraron en un anticuario y que no tocaron para que conservaran toda su pátina. “Desde siempre he intentado respetar al máximo los materiales de origen que se puedan reutilizar, son más cálidos y sostenibles y te obligan a ejercitar la imaginación”, asegura. Así, mantuvo varias puertas, que restauró o convirtió en correderas, y las contraventanas, que lacó en blanco o amarillo (en la entrada para ocultar armarios), picó muros y cubrió otros de mortero de yeso y pintó las vigas de madera de blanco o de un azul grisáceo “muy madrileño”. También encargó a María Ulecia, la hostelera y fundadora de Mi casa en Lisboa, un mural de azulejos pintados a mano con lavabo a juego. “En estas casas antiguas colocaban los elementos casi como caían. Me obsesiona la simetría, por lo que reubiqué varios elementos, como dinteles de paso o la chimenea del salón, ahora centrada entre dos librerías idénticas, para crear más armonía”, puntualiza el interiorista. Para la decoración recurrieron a las piezas de su anterior vivienda, como las coloristas butacas Utretch de Rietveld y la Bullarenge de Ángel Mombiedro, las lámparas de Serge Mouille y Jean Prouvé o un sofá estilo Memphis que conviven con otras más rústicas heredadas o sillas Thonet que encontraron en Holanda. Un conjunto de un confortable castizo arty potenciado por vibrantes obras contemporáneas de Juan Baraja, Raúl Díaz o Jordi Teixidor para lograr “un nuevo orden que emane paz y sosiego”, concluye Erico. ERICONAVAZO.COM
“Reordené puertas y recoloqué la CHIMENEA para crear una sensación de PAZ y SOSIEGO”. ERICO NAVAZO