Joven viejo
Romántico y estético. A sus 35 años, el decorador David de Decker vive mirando al pasado en un château francés del XIX donde impera la nostalgia.
Entramos en la morada del decorador belga David de Decker, del estudio Neo Thissen, que a sus 35 años vive en un château francés del XIX al que mima como a una estilosa anciana.
“Esta casa tiene mucha alma, es como una ancianita que necesita atención y amor para volver a ser bella”. DAVID DE DECKER
Porque decorar mi casa ya no era suficiente”. Así cuenta David de Decker cómo surgió en 2009 su estudio Neo Thissen, para compartir su gusto con el mundo. Este interiorista belga, que además vende antigüedades, vive en un château del XIX en la región Champaña-Ardenas, al noreste de Francia. “¡Es tan rural y verde! Vine buscando la idílica imagen de campo y disfrutar de las cosas simples, como un té frente a la chimenea después de un día de trabajo”. Lo ha hecho acogedor con antigüedades, retratos de damas y caballeros y textiles exóticos. Se mudó hace dos años a estos 450 m2 todavía en construcción. El edificio es de 1835 en un estilo rústico francés típico. “Buscaba una casa con un gran jardín. Estaba en la carretera para visitar un proyecto en un pueblo cercano y pasé por aquí. Tuve un clic, necesitaba verla. Lo hice después de varias llamadas telefónicas y la compré. Me encantó la fachada frontal y que la parte trasera tuviera un aspecto totalmente diferente. Y, por supuesto, el enorme número de habitaciones enfiladas”, explica. David aún sigue en el proceso de renovarla. “Conservo tanto como puedo y todo lo que hago es con materiales antiguos”. Son dos pisos: abajo, hall, cocina, comedor y, comunicado con este, una gran despensa. Al lado del comedor, un salón que conduce a otro comedor y a una sala de desayunos. Junto a la cocina campestre, un aseo, una biblioteca y un baño. Arriba, seis dormitorios y dos baños. La decoración es maximalista, una combinación de la elegancia del Viejo Mundo europeo con un ojo y sensibilidad modernos. “Los interiores que creo no son históricos, pero muestran mucho respeto por el pasado. Soy clásico, romántico y estético –prosigue De Decker–. Definiría mi sello como a collected look: parece una recopilación de varias generaciones, así que es una mezcla de estilos y períodos, eras y continentes. Me encanta adquirir y coleccionar muebles, piezas, objetos, dibujos, y compro en todas partes: subastas, mercadillos, anticuarios, pequeñas tiendas... Decoro con mis hallazgos”. En cuanto a la paleta cromática, tampoco hay reglas: “Cada habitación tiene sus colores, me gusta viajar por mi casa”. En algunas dejó los muros originales desconchados y otros los pintó él mismo. Para el salón, pasillos y escalera creó un verde gris sucio con un claro objetivo: “Los marcos dorados lucen mucho más en una pared oscura y nada mejor que una madera cálida en el suelo con alfombras iraníes”. El XVIII y el XIX son los protagonistas de este castillo que parece detenido en el tiempo. A cada estancia le ha asignado un tono, y también un estilo: hay un dormitorio Imperio, uno Luis XV, otro Luis XVI... A ellos se suman cerámica de Delft, terciopelos y brocados suntuosos, bustos, chandeliers, espejos dorados y chimeneas de mármol. “Esta casa tiene mucha alma, es como una ancianita que necesita atención y amor para volver a ser bella”, remata simpático. CHATEAU-NEO.COM