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Ibiza craft

- texto: EDUARDO INFANTE fotos: GENEVIEVE LUTKIN

La interioris­ta británica Hollie Bowden devolvió el espíritu payés de una casona en la isla utilizando mano artesana y una interpreta­ción personal del estilo local.

La interioris­ta Hollie Bowden recuperó la esencia payesa de esta casona en el este de la isla con un estilo bohemio y ‘chic’ en el que prima la mano artesana.

El camino para llegar hasta esta casa cerca de San Carlos, Ibiza, no es sencillo: hay que seguir una larga carretera rodeada de acantilado­s y de una vegetación de palmeras y plantas casi salvajes. “Es un espectácul­o que te quita la respiració­n”, cuenta la interioris­ta Hollie Bowden. La londinense, catalogada como una de las visionaria­s de la nueva generación de diseñadore­s británicos, se encargó de darle una nueva vida respetando el estilo payés que había concebido el estudio de arquitectu­ra Blakstad en los 70. Aunque Bowden ya conocía la isla, este era su primer encargo allí. Eso la marcó. “Definitiva­mente Ibiza me inspiró. No sé si fueron las playas, los paisajes, o los pueblos pero algo me guió en el rumbo que iba tomando. En cierto modo, yo trabajo según siento los espacios y eso me ocurrió aquí, hice lo que sentía”, confiesa. Los clientes, una familia residente en la capital británica, le dieron libertad total –”fue una bendición”– para que convirtier­a la vivienda de casi 1.000 m2 con ocho dormitorio­s, sauna, gimnasio, sala de juegos y cine en un espacio de ocio y relax. “Antes estaba teñida de colores crema setenteros, pero no en el buen sentido, y los materiales no eran los originales ni demasiado bonitos. Quise crear un ambiente relajado y bohemio”. Así, la británica le devolvió el aire

de finca antigua cubriendo las paredes de estuco blanco, que contrasta con las vigas teñidas de negro que perfilan el esqueleto interior. Aunque conservó los techos, reemplazó todas las puertas y añadió suelos de piedra sacada de la misma la isla. “Me fijé en su exuberante jardín tropical y diseñé unos marcos de ventana mínimos para permitir que esa frondosida­d entrase. Además, mantuvimos la paleta terrosa para crear armonía con el entorno y usamos mucha madera, metal y terracota porque envejecen con una pátina deliciosa”, señala. El trabajo con artesanos locales fue crucial, con ellos crearon parte del mobiliario, como las sillas de hierro del comedor o la lámpara que da una luz tamizada y teatral en un dormitorio. “Estoy muy orgullosa de la ducha que se hizo a mano con las formas orgánicas de las paredes. Creo que es perfecta para este lugar”, asevera. En esta caja blanca de aire imperfecto y acogedor la interioris­ta fue mezclando elementos recolectad­os por todo el mundo y que van del midcentury a lo tribal u objet trouvés, como el trozo de una mesa rota que ha elevado a escultura de pared. No parecen combinar, pero funcionan. “Hay influencia­s de todas partes como un reflejo de sus viajados dueños. Cuando compro algo nunca sé si va a encajar, no hay un plan estricto. Esa historia que, como aquí, las piezas acaban contando por sí solas es lo que más me gusta de mi trabajo”. HOLLIEBOWD­EN.COM

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H-269 de los años
30 de Jindrich Halabala para Up, sofá con cojines de tela congoleña kuba, mesa de centro dorada de los 70 con adorno africano, en Kokon To Zai, tambor tribal comprado en Ibiza y, a la dcha., revistero vintage inglés. Alfombra en damero de cuero diseñada por el estudio de Hollie Bowden.
En el salón, butacas H-269 de los años 30 de Jindrich Halabala para Up, sofá con cojines de tela congoleña kuba, mesa de centro dorada de los 70 con adorno africano, en Kokon To Zai, tambor tribal comprado en Ibiza y, a la dcha., revistero vintage inglés. Alfombra en damero de cuero diseñada por el estudio de Hollie Bowden.
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 ??  ?? En el comedor, mesa de madera y bambú comprada en el mercado de Las Pulgas de París con frutero de cerámica vintage adquirido en Ibiza, sillas de hierro hechas por un herrero en la isla y lámpara de techo midcentury de Alfies Antique Market de Londres. En las paredes de estuco rústico, enmarcadas como obras de arte, retales de tela kuba africana. Bowden conservó las vigas y techos originales de toda la casa.
En el comedor, mesa de madera y bambú comprada en el mercado de Las Pulgas de París con frutero de cerámica vintage adquirido en Ibiza, sillas de hierro hechas por un herrero en la isla y lámpara de techo midcentury de Alfies Antique Market de Londres. En las paredes de estuco rústico, enmarcadas como obras de arte, retales de tela kuba africana. Bowden conservó las vigas y techos originales de toda la casa.
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 ??  ?? Vistas desde la casa de los acantilado­s del este de Ibiza. En la otra página: De nuevo en el comedor, donde las puertas originales se sustituyer­on por unas antiguas de Marruecos, escalera comprada en un mercadillo y alacena gris vintage adquirida en la isla. “La escultura de metal de la pared era en realidad una parte de una mesa rota y pensé que quedaba muy bien colgada”, cuenta Hollie Bowden. Debajo, en dos de los pasillos, vidrieras inglesas y artesas de madera africanas, algunos de los objetos que Bowden fue encontrand­o en sus viajes.
Vistas desde la casa de los acantilado­s del este de Ibiza. En la otra página: De nuevo en el comedor, donde las puertas originales se sustituyer­on por unas antiguas de Marruecos, escalera comprada en un mercadillo y alacena gris vintage adquirida en la isla. “La escultura de metal de la pared era en realidad una parte de una mesa rota y pensé que quedaba muy bien colgada”, cuenta Hollie Bowden. Debajo, en dos de los pasillos, vidrieras inglesas y artesas de madera africanas, algunos de los objetos que Bowden fue encontrand­o en sus viajes.
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“Definitiva­mente IBIZA me inspiró, me guió en el rumbo que iba tomando. Yo trabajo según SIENTO los espacios y eso me ocurrió aquí, hice lo que SENTÍA”. HOLLIE BOWDEN
 ??  ?? En uno de los dormitorio­s, con ropa de cama de lino de Once Milano, cabecero de madera negro encontrado en un mercado de París. “La lámpara que proyecta la sombra tiene una pantalla de paja tejida que hicimos en la isla con un fabricante local”, explica la diseñadora.
En uno de los dormitorio­s, con ropa de cama de lino de Once Milano, cabecero de madera negro encontrado en un mercado de París. “La lámpara que proyecta la sombra tiene una pantalla de paja tejida que hicimos en la isla con un fabricante local”, explica la diseñadora.
 ??  ?? La ducha de estuco hecha a mano emulando las formas orgánicas de las paredes, una de las zonas favoritas de la interioris­ta. En la otra página: En otro de los dormitorio­s, Bowden hizo un cabecero con una puerta y puso como mesillas las bases de piedra de una mesa de comedor. Las lámparas son unas antiguas urnas adquiridas en Londres. Igual que en toda la casa, las cortinas son de lino y cáñamo y las barras de las cortinas las hizo un herrero local.
La ducha de estuco hecha a mano emulando las formas orgánicas de las paredes, una de las zonas favoritas de la interioris­ta. En la otra página: En otro de los dormitorio­s, Bowden hizo un cabecero con una puerta y puso como mesillas las bases de piedra de una mesa de comedor. Las lámparas son unas antiguas urnas adquiridas en Londres. Igual que en toda la casa, las cortinas son de lino y cáñamo y las barras de las cortinas las hizo un herrero local.
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