MIDCENTURY
GREG MCFARLANE
una mezcla de muebles y objetos que McFarlane ha ido acumulando y que cambia de tiempo en tiempo, igual que las obras de arte, la mayoría de atistas nacionales, muchas de ellas regalo de amigos, como los dibujos de Conrad Botes o las acuarelas de Michael Roos, que hacen compañía a los animales de colores de la ceramista sudafricana Shirley Fintz. McFarlane se aburre, dice, en seguida. Y eso le empuja a redecorar. “Casi todo lo que tengo es midcentury, mi periodo de diseño favorito por su funcionalidad. El mobiliario de esa época posee una belleza simple muy especial porque es fiel a su utilidad, pero la transciende al mismo tiempo”. La combinación de la sobriedad de esas piezas con los muros en bruto que ha dejado tal cual en algunas partes, como en el mirador y en la ducha exterior de la última planta, le producen serenidad. “Este es un lugar relajado y cool, armónico y tranquilo. Su estructura y su arquitectura me ayudan a apreciar cada momento del día: contemplar el amanecer desde el dormitorio, pasar los calurosos mediodías en el patio, disfrutar de los espectaculares atardeceres o dormir bajo las estrellas desde la terraza del tejado”, afirma. Nada que ver con la caótica aunque bella Ciudad del Cabo. “Aquí es donde quiero vivir la segunda parte de mi vida”, concluye Greg.
En el dormitorio principal, cama y mesitas de Ride a White Swan y dibujos de John Murray, en la galería What if the World. En primer plano, mesa y silla midcentury y lámparas, en The Lighting Warehouse. En la otra página: Ducha exterior hecha con tuberías de cobre vistas y con paredes en bruto en el mirador el piso superior.