La arruga es bella
Piezas museísticas y materiales de derribo recuperados de manera visionaria. Es la filosofía de Retrouvius y esta casa victoriana en Londres, su manifiesto.
El dúo de diseñadores Retrouvius ha mezclado piezas de museo y materiales de deshecho en una residencia victoriana de Londres. Es su manifiesto magistral.
“La pátina y las cicatrices tienen personalidad TÁCTIL y una cuota emocional que hace a estas piezas más SÓLIDAS y ÚNICAS”. RETROUVIUS
El dúo Retrouvius crea interiores modernos con pedazos de historia que otros desecharon y que ellos proyectan al futuro.
Salvar, reutilizar, recuperar... No es una tendencia a la que se han sumado los británicos Adam Hills y Maria Speake, o lo que es lo mismo, Retrouvius, sino la filosofía de sostenibilidad historicista que defienden desde hace casi tres décadas, antes incluso de que se hablara de ello. Pero que esto no lleve a pensar que son un estudio de proyectos boho, defensores del óxido y del desconchón, no, ellos reciclan y crean interiores modernos con piezas que otros desecharon y que ellos proyectan al futuro. Y eso es exactamente lo que buscaban los propietarios de esta vivienda victoriana de 274 m2 al norte de Londres. “La reforma partió de la cocina, que estaba en el sótano y reubicamos en la planta principal porque ahora debía ser deslumbrante, glamurosa y acogedora”, comienza el dúo. Lo primero fue dar un golpe de efecto, un hall con dos columnas de terrazo que antes habitaron en unos grandes almacenes de Liverpool (de donde también provienen los pequeños tableros del suelo) enfrentadas a unas puertas correderas art déco que dan paso a los fogones, una sala que resume el manifiesto de Retrouvius: aquí se prepara la comida entre muebles de museos (tienen prohibido decir cuáles) que, restaurados sin perder su identidad original, cumplen una nueva función. “Dos vitrinas de caoba son la nueva isla central y los armarios de cajones numerados junto a otros con frontales de cristal labrado, que pertenecieron a la Unilever House, sirven de almacenaje”, afirman. La planta baja acoge el salón, pintado de amarillo diente de león para contrastar con dos sofás verde hierba y un mural de madera labrada, que no es otra cosa que las molduras de las ventanas de teca del edificio Shell en Waterloo que el artista Daniel Heath grabó al láser. Las dos superiores se destinaron una al dormitorio principal con vestidor “y baño en suite hecho con despieces de mármol lisos en contraste con otros labrados que fueron parte de antiguas chimeneas” y la última con dos cuartos para niños e invitados. “Los elementos desterrados vuelven a ser amados. Celebramos la edad frente a la superficialidad de lo simplemente nuevo. La pátina, las cicatrices y las arrugas tienen personalidad táctil y una cuota emocional que hace a estas piezas más sólidas y únicas”, concluyen con un argumento difícil de rebatir. RETROUVIUS.COM