Vincent Van Duysen JAPÓN, LOS EDIFICIOS SACROS Y LA ROMA CLÁSICA SE UNEN EN LA OBRA DEL ARQUITECTO BELGA VINCENT VAN DUYSEN. CREADOR DEL LUJO DESPOJADO Y PRIMORDIAL.
vincent es una figura casi milanesa, que proyecta en diversas escalas, desde el objeto a los interiores, a la arquitectura, sin miedo. No es frío, no es excesivo, tiene una gran energía. Es un pensador libre, íntegro, poético. Tiene una atracción por la materia, por la calidad, física y visual. Puede moverse entre tradición y modernidad. Serenidad, simplicidad y calma que nacen de una personalidad volcánica”, así de precisa define Patricia Urquiola a su amigo Vincent Van Duysen, nuestro Premio AD. Un arquitecto que también es interiorista, diseñador y un referente del esencialismo. “Admiro su capacidad para sintetizar hasta lo más refinado sin que por ello pierda su alma, es una cualidad admirable que posee. Tiene esa forma directa de llegar al meollo de lo verdaderamente importante consiguiendo que sus trabajos brillen en todas las direcciones sin necesidad de distracciones decorativas”, asegura el francés Pierre Yovanovitch, otro de sus admiradores. Van Duysen (Loreken, 1962) es hijo de una madre que proviene de una familia de abogados y de un padre con una fábrica de alfombras en Flandes (está claro qué genes dominaron) pero, pese a lo que se podría esperar, no siempre tuvo claro su futuro. “Me educaron para que desarrollase mi interés por las artes y eso ayudó a que, desde muy joven, tuviera una visión innata de la bello y una intuición sobre cómo aplicar la creatividad en todas sus disciplinas: danza, moda... Tal vez eso es algo que he heredado de mi padre, que además era muy buen pintor y fotógrafo”, comienza el belga. Esta atracción por las artes en general le creó dudas sobre hacia dónde dirigir su talento. “Me las resolvió un amigo de la familia, profesor de
la Escuela de Arquitectura Sint-Lucas de Gante, donde estudié. Me explicó que la cualidad que hace perdurable la arquitectura consiste en que incorpora aspectos de todas las artes aplicadas. Este oficio me dio, y todavía me da, la posibilidad de expresar mi creatividad de muchas formas y contribuir a l’art de vivre”, continúa. Sus años de estudiante coincidieron con unos efervescentes 80 en los que Amberes se convirtió en la capital de la creación experimental y conceptual; en moda con el grupo de los Seis de Amberes formado por Walter Van Beirendonck, Ann Demeulemeester, Dries Van Noten, Dirk Van Saene, Dirk Bikkembergs y Marina Yee; en los escenarios con las coreografías de Anne Teresa De Keersmaeker y las obras de arte de Jean Fabre y en arquitectura e interiorismo con Axel Vervoordt y Jean de Meulder. “Mientras estudiaba tuve como vecino a Raf Simons, él no había comenzado su carrera en la moda y se dedicaba a diseñar producto. En ese momento volvieron mis dudas vocacionales. Lo que mucha gente no sabe es que, sin que lo supieran mis padres, hice las pruebas para entrar en la academia de moda e incluso tuve una audición para una compañía de danza contemporánea, y me aceptaron, pero volví a la arquitectura”. Tras finalizar sus estudios se trasladó a Milán; era 1985, el posmodernismo emergía con fuerza y se convirtió en una de sus influencias. “Me atrajo el Grupo Memphis, así que contacté con Aldo Cibic, el 50% de Sottsass & Associati. Inmediatamente conectamos, hicimos clic. Me gustó su alegría, el trabajar en diseños arquetípicos con un twist, modificando dimensiones, agregando detalles atípicos y materiales inusuales. Todo era nuevo y fresco”, re
“Me in uye la arquitectura vernacular, las culturas tribales, el minimalismo, vivir con menos, la verdad, lo primordial ”. VINCENT VAN DUYSEN