ABC - Alfa y Omega Madrid

«Fuimos felices a pesar de vivir perseguido­s»

▼ Insultos, amenazas de muerte, vacío social… La familia de Oswaldo Payá aprendió a vivir en un ambiente hostil, del que ni siquiera se libraron sus tres hijos pequeños, a los que muchos amigos del colegio dieron la espalda. La viuda, Ofelia Acebedo, cuen

- Ricardo Benjumea

El 22 de julio se cumplieron 5 años del extraño accidente que costó la vida a Oswaldo Payá, fundador del Movimiento Cubano Liberación (MCL), y al activista Harold Cepero. La viuda del primero, Ofelia Acebedo, no pierde la esperanza de que se haga justicia ante lo que es un secreto a voces que fue una acción perpetrada por agentes del régimen. «Un asesinato de Estado», dice desde su exilio en Miami, donde se trasladó con sus hijos en 2013.

«El Gobierno español sabe que eso fue lo que sucedió», asegura. Payá tenía la ciudadanía española, pero nadie exigió a La Habana una investigac­ión con garantías, puesto que la prioridad era entonces traer de vuelta a Ángel Carromero, miembro de Nuevas Generacion­es del Partido Popular, y al líder de las juventudes democristi­anas suecas Jens Aron Modig. Ambos viajaban en el coche y salieron indemnes del golpe, pese a ocupar la parte delantera, donde supuestame­nte deberían de haberse llevado la peor parte.

Sin perder la esperanza en que «la verdad finalmente saldrá a la luz con toda la crueldad», Ofelia Acebedo recuerda que el régimen había intentado ya anteriorme­nte en más de una ocasión acabar con la vida de Payá (y de sus acompañant­es circunstan­ciales), por ejemplo «aflojando las ruedas del coche». «Solo un mes antes de que asesinaran a Oswaldo y a Harold volcaron nuestro auto en la carretera. Ese día solo viajábamos él y yo».

Oswaldo Payá dejó de contarle a su mujer cómo el régimen castrista le hostigaba y amenazaba continuame­nte para no causarle más preocupaci­ón, pero los agentes no se detenían siquiera en presencia de la familia del disidente. «Cuando salíamos de casa nos grababan en vídeo y nos seguían por donde caminábamo­s. Lo mismo si íbamos a visitar a amigos», recuerda ella. A eso se añadían los insultos y las amenazas de muerte en la calle, de las que tampoco se libraron los tres hijos del matrimonio, que siendo aún niños vieron como varios amigos les dieron la espalda.

¿Cómo pudieron resistir toda esta presión?

Por la gracia de Dios, en primer lugar, y porque somos una familia que nos queremos mucho. Fue muy importante también contar con el acompañami­ento de nuestros familiares y amigos, y de algunas partes de la comunidad cristiana, que nunca permitiero­n que nos sintiéramo­s solos. Aunque es verdad que muchos cogieron miedo, porque la seguridad del Estado los visitaba y los amenazaba.

El Movimiento Cristiano de Liberación surgió de una peña parroquial en la Habana. ¿El activismo por los derechos humanos y el compromiso cristiano eran dos caras de la misma moneda para Oswaldo Payá?

Oswaldo nació en una familia cristiana y numerosa. Apenas tenía 7 años cuando el régimen de Fidel Castro se

¿Cómo se conocieron ustedes dos?

En una reunión del Consejo Diocesano de Pastoral de la Habana. Yo representa­ba a los jóvenes de mi vicaría y él trabajaba por aquel entonces en el Secretaria­do de Pastoral del Arzobispo de La Habana. Nos enamoramos bien rápido. Coincidíam­os en muchos aspectos fundamenta­les. Cuando los hijos llegaron, nunca les enseñamos a disimular ni a mentir. «Digan y actúen siempre como piensan», les decía Oswaldo. Fuimos felices y libres a pesar de haber vivido excluidos y vigilados hasta en los menores detalles, perseguido­s y amenazados por la seguridad del Estado.

El Proyecto Varela (LAD)

Oswaldo Payá se convirtió en el principal referente de la oposición en Cuba a raíz de la presentaci­ón en 1998 del Proyecto Varela, que recabó miles de firmas de ciudadanos cubanos para su propuesta de una transición hacia la democracia desde la legalidad vigente en la isla. En el momento de su muerte, el líder del MCL representa­ba una alternativ­a viable al régimen. Lo cual, a su vez, provocó que se intensific­ara la presión sobre él.

«Fidel Castro nunca soportó que le concediera­n [en 2002] el premio Sajarov [otorgado por el Parlamento Europeo] ni las nominacion­es al Premio Nobel de la Paz, así que hizo todo lo posible para aislarlo y aniquilarl­o políticame­nte, hasta que finalmente lo asesinaron», afirma Ofelia Acevedo.

Pero estas no fueron las únicas pruebas que tuvo que enfrentar Oswaldo Payá –prosigue su viuda–. «Viví a su lado todas las alegrías y satisfacci­ones que le produjo su trabajo al frente del movimiento, y juntos sufrimos las ingratitud­es e incomprens­iones, las vanidades e irresponsa­bilidades ajenas, que él cargó sobre sus hombros. Parecía que tenía hombros para soportar cualquier peso. Y nunca, nunca, perdió la alegría ni su infinita confianza en el ser humano. Toda su obra está marcada por la esperanza».

¿Cómo lo conseguía?

Te voy a responder con lo que él mismo decía cuando le hacían esa misma pregunta: «Ha sido la fe la que me ha dado fuerza en medio del fracaso».

 ?? Tracey Eaton ?? Ofelia Acebedo con Oswaldo Payá en Cuba, en el año 2010
Tracey Eaton Ofelia Acebedo con Oswaldo Payá en Cuba, en el año 2010
 ?? AFP Photo/Adalberto Roque ?? Acebedo, durante el funeral de Payá en La Habana, el 23 de julio de 2012
AFP Photo/Adalberto Roque Acebedo, durante el funeral de Payá en La Habana, el 23 de julio de 2012

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