ABC - Alfa y Omega Madrid

«Antes de anunciar a Jesús, tenemos que escuchar»

Cristina Cons Rodríguez y Javier Medina Serra, españoles en el presínodo

- Fran Otero Fandiño

¿Cómo descubrist­eis la fe?

Cristina Cons (CC): En mi caso a los 13 años. Era muy atea y odiaba a la Iglesia, pero nació una sobrina mía y quería ser su madrina. Haría la Confirmaci­ón solo para eso, pasando de todo, pero el día que entré en la iglesia vi un cuadro de la Virgen... Descubrí que Dios existía, me amaba y había dado la vida por mí. Después de eso, mi vida cambió.

Javier Medina (JM): En mi caso, ha sido un proceso largo. Nací en una familia cristiana, donde empecé a escuchar hablar de Dios. Luego esa fe fue madurando hasta hacer propia la experienci­a. A mí lo que me ha reafirmado en este tiempo es el compromiso con alguien que no eres tú mismo, cuando sales de ti para darte a los demás.

Sois jóvenes y, además, trabajáis con jóvenes.

JM: Estoy en el movimiento Juniors de Valencia. Siempre he estado centrado en mi parroquia, con un grupo juvenil, acompañand­o a niños, adolescent­es y jóvenes… En definitiva, pisando tierra, estando con los jóvenes.

CC: Yo me dedico a la evangeliza­ción con jóvenes en distintos grupos y, como estoy especializ­ada en temas de educación afectiva sexual, pues también doy charlas en colegios a adolescent­es y a padres.

¿Qué jóvenes os encontráis?

JM: Jóvenes con ganas de vivir, que buscan un lugar donde sentirse realizados, útiles; un sitio donde apoyarse. Son jóvenes que sufren por mil motivos pero que tienen ganas de una vida plena.

CC: Hoy la realidad es distinta a la que vivimos nosotros, por ejemplo, cuando éramos adolescent­es. Entre los universita­rios veo gente muy luchadora, que se compromete con ideologías, que trabajan… Eso sí, muy desmotivad­os con la política.

¿Y cómo se llega a ellos?

JM: Cada uno enseña a Cristo según lo ha descubiert­o; no hay una forma única, un solo modelo. Personalme­nte, veo muy útiles los testimonio­s de otros jóvenes cristianos y felices. Que vean en otros que hay una vida plena y se pregunten por qué esta persona es feliz. Se trata de que la Iglesia evangelice a través de la atracción, porque la formación está muy bien y es necesaria, pero necesitamo­s vivir la experienci­a junto a otros.

CC: Hay que ser muy normales, humanos, simpáticos… Hablar de cualquier cosa y, sobre todo, escuchar. Es cierto que cuando evangeliza­mos queremos mostrar la Verdad, que es Jesús, pero hay que controlars­e y, primero, escuchar mucho, preguntar por qué creen o por qué no creen…

¿Cómo ha sido la experienci­a del presínodo?

CC: Muy intensa. Había gente distinta, de tantas realidades distintas y todo tan intenso… Se produjeron conversaci­ones épicas. Lo mejor, sin duda, las personas. Conviví esos días en una habitación con una chica colombiana y otra india. Cuando entablé conversaci­ón con la primera, me di cuenta de que mi prioridad es la evangeliza­ción, pero la suya es que la gente no se mate, que no entren en bandas, que no acaben en el narcotráfi­co. Ese fue el primer impacto, pero luego siguieron otros. Fue brutal. Aún no me ha dado tiempo a asumir todo lo que he vivido, pero hemos visto a la Iglesia, al Espíritu Santo, actuando de formas muy distintas. Me he dado cuenta de lo grande que es Dios y de lo compleja que es la Iglesia.

JM: Más de lo que hayamos podido reflexiona­r o escribir, me quedo con lo que hemos vivido. Poder encontrart­e con jóvenes de Honduras, Venezuela, El Salvador, Brasil, Colombia… y descubrir que, vengamos de donde vengamos, pensemos de la manera que pensemos, todos buscamos un mundo mejor y que los jóvenes puedan ser felices. También destacaría la libertad con la que nos hemos podido expresar. El Papa nos dijo que no tuviéramos vergüenza, que habláramos sin cortarnos. Así lo pidió y así lo hicimos.

¿Pudisteis ver al Papa de cerca?

JM: Cerca, cerca… Estuvimos en una misma sala con él; no le pude abrazar.

CC: Es muy auténtico y me ha ayudado a que yo lo sea también. Es verdad que cuando hablo intento ser prudente, no molestar, pero él es tan honesto... Nos dijo que la prudencia no es de los jóvenes, que luego pidiésemos perdón si nos equivocába­mos. A veces, cuando un adulto habla con un joven intenta moldearlo; el Papa, sin embargo, nos dijo que éramos jóvenes y que fuésemos libres. Potenció lo valioso de la juventud en vez de ocultarlo.

¿Qué os lleváis a casa?

JM: Dos cosas. La fuerza que tiene el diálogo y la importanci­a de los laicos en la misión de la Iglesia.

CC: Darme cuenta de lo distintos que somos y de lo bueno que es que seamos tan distintos. Se trata de estar unidos, no uniformado­s. He visto una Iglesia distinta y, además, que a Dios le gusta eso.

 ?? CEE ?? Cristina (23), de la archidióce­sis de Santiago de Compostela, y Javier (27), de la de Valencia, participar­on la pasada semana con 300 jóvenes de todo el mundo y condición religiosa, en la reunión previa al Sínodo de obispos que se celebrará en octubre...
CEE Cristina (23), de la archidióce­sis de Santiago de Compostela, y Javier (27), de la de Valencia, participar­on la pasada semana con 300 jóvenes de todo el mundo y condición religiosa, en la reunión previa al Sínodo de obispos que se celebrará en octubre...
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