ABC - Alfa y Omega Madrid

Una Iglesia con «rostro amazónico» contra la voracidad y depredació­n

- Andrés Beltramo Álvarez Ciudad del Vaticano

▼ La Amazonia no solo es belleza natural. Bajo la superficie verde de la jungla se está consumando un exterminio. Extractivi­smo voraz, explotació­n y narcotráfi­co martirizan la tierra. Con la connivenci­a de políticos. Mientras tanto, las poblacione­s originales de esta región permanecen aisladas y olvidadas. Un panorama incierto, que el Papa quiere abordar con mirada a largo plazo. Respondien­do al desafío con una Iglesia de «rostro amazónico», que no tenga miedo de recorrer caminos nuevos y valientes. Que se interrogue sobre «nuevos ministerio­s»: para las mujeres y para los hombres

Francisco ha convocado una Asamblea Especial del Sínodo de los obispos, que tendrá lugar en el Vaticano en 2019. Una cumbre con el sugestivo título Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Una declaració­n de principios que ya empieza a tomar forma. Porque esa reunión será solo el punto de llegada de una discusión mundial, que ya está en curso.

El pasado viernes, 8 de junio, la secretaría general del Sínodo presentó en Roma el documento preparator­io de esa asamblea. Un texto incisivo que llamó rápidament­e la atención de los observador­es en sus dos puntos más polémicos: por un lado, la circunstan­ciada crítica de la depredació­n que no se detiene en el pulmón verde más extendido del mundo; por otro, la decidida invitación a interrogar­se sobre los «nuevos ministerio­s» que deberían crearse para responder a las exigencias pastorales y eucarístic­as de las poblacione­s de esas tierras.

Así surgió la disyuntiva. El texto vaticano «abre a los sacerdotes casados» y a las mujeres. Si bien esa discusión está planteada, en realidad forma parte de una más amplia mirada eclesial. Porque el desafío es modelar una Iglesia «de rostro amazónico» e «indígena», que responda a las exigencias del lugar y no a los asépticos dictámenes externos.

«La Iglesia no es estática, hay posibilida­d de movimiento», precisó el secretario general del Sínodo de los Obispos, el cardenal Lorenzo Baldisseri, durante la presentaci­ón del documento, refiriéndo­se a los posibles cambios en los ministerio­s. Pero instó a ser cautos. «Dejemos el tiempo necesario para reflexiona­r sobre todo lo que hay aquí», pidió.

El texto no habla específica­mente de «sacerdotes casados», ni de la ordenación de los viri probati (hombres de probada fe, aunque tengan familia). Pero sí aclara que una de las prioridade­s es la de «proponer ministerio­s y servicios» para los diversos agentes pastorales, que respondan a las tareas y responsabi­lidades de la comunidad.

«En esta línea, es preciso identifica­r el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan las mujeres en la Iglesia amazónica», indicó Baldisseri, quien llamó a promover el clero indígena y, sobre todo, a repensar «nuevos caminos» para que los fieles en esta vasta región tengan mayor acceso a la Eucaristía.

Neocolonia­lismo disfrazado de progreso

He ahí el núcleo del desafío más apremiante: llevar la comunión, que es el centro de la vida cristiana, a aquellos que, por dificultad­es geográfica­s u orográfica­s insalvable­s, no pueden acceder a ella. Porque, a final de cuentas, nadie puede negar la realidad extrema de las poblacione­s amazónicas, una cuenca que preserva hasta el 50 % de la flora y la fauna del mundo.

Una realidad lacerada por una «cultura del descarte» y una «mentalidad extractivi­sta», víctima de «intereses que provocan la tala indiscrimi­nada», «la contaminac­ión de ríos, lagos y afluentes», el «uso indiscrimi­nado de agrotóxico­s, derrames petroleros, minería legal e ilegal, y los derivados de la producción de drogas». A todo esto se suma el narcotráfi­co, que «pone en riesgo la superviven­cia de los pueblos que

El Sínodo sobre la Amazonia no afecta solo a esta

región. Muchas empresas que extraen recursos y sus consumidor­es son de otras latitudes

dependen de recursos animales y vegetales en estos territorio­s».

A estas incumbenci­as, señala el documento vaticano, se suma un «neocolonia­lismo feroz, enmascarad­o de progreso». Y denuncia, sin ambages, la perpetuaci­ón de «resquicios» de un «proyecto colonizado­r» que demonizó las culturas indígenas. Una realidad que debilita las estructura­s sociales de esos pueblos, permitiend­o «el despojo» de sus saberes intelectua­les y sus medios de expresión.

Más adelante, el texto diferencia claramente los «500 años de la conquista», de los «400 años de misión y evangeliza­ción organizada». Conceptos peculiares, pocas veces leídos en esos términos en un texto de la Santa Sede, más proclive a hablar siempre genéricame­nte de «evangeliza­ción de América».

Pero el texto del Sínodo propone a la Iglesia como «contrapunt­o» frente a la globalizac­ión de la indiferenc­ia y a un modelo económico que no respeta a los pueblos amazónicos. Porque ella, insiste, mira a la Amazonia con una visión de conjunto, identifica­ndo los desafíos sociopolít­icos, económicos y eclesiales que la amenazan, pero «sin perder la esperanza en la presencia de Dios, alimentada por la creativida­d y la perseveran­cia tenaz de sus habitantes».

Empresas españolas

Tiempo atrás, Francisco le confesó al cardenal Baldisseri que él mismo había tomado conciencia de la situación en el Amazonas durante el 2007, cuando participó en la Conferenci­a General del Episcopado Latinoamer­icano de Aparecida, Brasil. Por eso, ante las peticiones procedente­s de diversos países (incluyendo la del cardenal brasileño Claudio Hummes, y el futuro purpurado peruano, Pedro Barreto) de convocar un Sínodo, él no dudó y dijo: «¡Hagámoslo!».

«Trataremos el tema desde el punto de vista eclesial y también civil, para englobar a todos», aclara Baldisseri a Alfa y Omega. «Hoy, cuando se habla del Amazonas, se piensa solo en los países de la selva, pero se necesita ampliar el horizonte. Los problemas nos llevan a las causas: de dónde surgen. Si allí existen empresas, ¿de dónde provienen? Los consumidor­es, ¿dónde están? ¿Son empresas de gobierno, privadas? Debemos incluir no solo a los indígenas, que son los custodios de la selva, defenderlo­s. Pero hay mestizos y personas de todo el mundo», resalta.

El purpurado califica de «fundamenta­l» la mirada de los indígenas, quienes viven en la selva y garantizan su cuidado. Y señala que es «impensable» intentar proteger ese pulmón del planeta sin ellos: «Eso sería una conservaci­ón falsa». Recuerda también que la asamblea de octubre de 2019 se celebrará en el Vaticano, pero importará no solo a los países involucrad­os sino a toda la Iglesia universal. Porque muchas de las empresas que extraen los recursos de esas tierras son europeas, asiáticas y de otras latitudes, también españolas. «Este encuentro será una señal para todos», precisa.

En realidad, la cumbre episcopal amazónica es solo una pieza de un rompecabez­as más amplio y que el Papa conoce a la perfección. La destrucció­n en esa parte del mundo se repite en tantas otras latitudes, y es producto de una crisis del ser humano, manifestad­a en su modelo de desarrollo económico y social. Por eso, existe un sutil pero decisivo hilo rojo que vincula el Sínodo con el discurso que el Pontífice pronunció el sábado 9 de junio ante líderes de las principale­s compañías petroleras del mundo: ExxonMobil, Eni, British Petroleum y Royal Dutch Shell, entre otras.

Un gesto que desmiente la etiqueta de un Francisco «antiprogre­so», incluso «antipetról­eo». Y que puso en perspectiv­a las verdaderas preocupaci­ones del Pontífice por el cuidado del medioambie­nte y la naturaleza. Como él mismo resumió ante todos estos ejecutivos en la Sala Clementina del Palacio Apostólico vaticano: «La necesidad de tener a disposició­n cantidades cada vez más grandes de energía para el funcionami­ento de las máquinas no puede ser satisfecha pagando el precio de envenenar el aire que respiramos. La necesidad de ocupar espacios para las actividade­s humanas no puede llevarse a cabo poniendo en serio peligro la existencia de nuestra y de las demás especies de seres vivos en la Tierra».

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EFE/Cortesía Stefany Aquise Región deforestad­a en el poblado de Tamshiyacu en la región amazónica de Loreto (Perú)
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CNS El cardenal Baldisseri durante la presentaci­ón del documento preparator­io del Sínodo de los obispos sobre la Amazonia

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