El Amazonas contado a través de Facebook
▼ La 71ª Semana de Misionología de Burgos aborda la relación entre
El sacerdote madrileño Luis Miguel Modino ha vivido los últimos dos años y medio trabajando con los indígenas de la diócesis de Sao Gabriel da Cachoeira, un enclave en pleno Amazonas, en la frontera de Brasil con Colombia y Venezuela. «Cuando visito a las comunidades, paso ocho o diez días en lugares sin ninguna comunicación con el mundo exterior», cuenta a Alfa y Omega. Sin embargo, a pesar de eso y de que ni siquiera en casa tiene internet, hace todo lo posible para no dejar de compartir vivencias con sus casi 5.000 seguidores de Facebook. «Es algo que hay que cuidar, aunque a algunas personas les parezca una pérdida de tiempo. Tengo cada vez más claro que las redes sociales son un instrumento de evangelización donde tenemos que hacernos presentes».
Es el mensaje que este misionero ha transmitido en la 71ª Semana de Misionología, que se clausura este jueves en Burgos. Desde el lunes, han reflexionado sobre Misión y redes, entre otros, monseñor Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio de Comunicación del Vaticano; Leticia Soberón, miembro del mismo organismo; el director de ABC, Bieito Rubido; los colaboradores de Alfa y Omega José Francisco Serrano y Ninfa Watt; y monseñor Ginés García Beltrán, presidente de la Comisión de Medios de Comunicación
Seguidores que no leen información religiosa
Modino se fue a Brasil en 2006. Por aquel entonces, ni sabía que existía Facebook, que se abrió a todo el mundo ese mismo año. Aterrizó en la red social «poco a poco», y no ha
«A la gente le impresionan las fotografías de la naturaleza, ven la grandeza de Dios. Y, cuando comparto algo sobre alguna celebración indígena, muchos se preguntan sobre esta Iglesia tan diferente»
parado de ganar seguidores. El sacerdote colabora de forma habitual con la Agencia Fides, Religión Digital y otros medios. Pero también ha ido dando cada vez más importancia a las redes sociales. «Por Facebook puedo llegar a gente a la que por por otras vías resulta más difícil, porque no se va a meter en una web de información religiosa. Comparto lo que publico, el Evangelio del día… y veo que a gente que quizá no participa mucho en la Iglesia eso le llega y le hace reflexionar».
Así, logra dar visibilidad «a realidades que no suelen aparecer en los medios, y en las que Dios se hace presente de forma diferente». Algo muy necesario a pesar de que la mayoría de sus lectores estén en el mismo Brasil. «Hay muchos brasiles, porque es tan grande como 17 españas. Los propios brasileños no conocen la Amazonia y a sus pueblos. Yo trato de mostrar, sobre todo, que aquí la gente es feliz con poco. También su sabiduría, su capacidad para vivir en comunidad preocupándose unos de otros, y su extremo cuidado por lo que el Papa Francisco llama la “casa común”».
Los comentarios y respuestas que recibe, también en privado, le han hecho darse cuenta de cómo «a la gente le impresionan las fotografías de la naturaleza y de la gente. Muchos lo ven como una muestra de la grandeza de Dios. Y, cuando comparto algo sobre alguna celebración indígena, muchos se preguntan sobre esta Iglesia, tan diferente a la que ellos conocen».