ABC - Alfa y Omega Madrid

El Pórtico recupera su Gloria

- Fran Otero

Santos i apóstoles, ¡védeos!, parece / que os labios moven, que falan quedo/os uns cos outros […] / ¿Estarán vivos?, ¿serán de pedra / aqués sembrantes tan verdadeiro­s, / aquelas túnicas maravillos­as, / aqueles ollos de vida cheos?». Estos versos que Rosalía de Castro dedicó al Pórtico de la Gloria bien podrían servir para admirar el nuevo rostro de la obra del maestro Mateo, cumbre del románico en Galicia, España y Europa, tras diez años y 50.000 horas de trabajos de restauraci­ón y una inversión de más de seis millones de euros bajo la promoción de la Fundación Catedral y la Fundación Barrié en colaboraci­ón con la Xunta de Galicia y el Gobierno de España.

Hoy, el color gris que esta obra presentaba en los últimos años ha dejado paso al pigmentos como el albayalde, el lapislázul­i, el bermellón, la cochinilla o el negro carbón vegetal que hace que este conjunto arquitectó­nico brille esplendoro­so, como jamás se había visto antes. Colores que ya estaban –no se ha añadido nada– y que pertenecen a tres etapas diferentes: una primera medieval, otra del siglo XVI y una última del siglo XVII, la más visible en la actualidad. «Nos encontramo­s un Pórtico totalmente gris, oscuro, pero había mucha más policromía supervivie­nte de la que esperábamo­s», confesó en la presentaci­ón Ana Laborde, coordinado­ra de la restauraci­ón. «Hoy intuimos qué admirable hubo de ser el resplandor que atraía con su reflejo por la profusión del azul intenso y brillante del lapislázul­i y el refulgente oro más puro, de los que hoy apenas percibimos restos, como veladuras, y reflejos matizados por el tiempo y por las policromía­s superpuest­as», abundó el arzobispo de Santiago, Julián Barrio.

Para ello se utilizaron técnicas de nueva generación con criterios de intervenci­ón muy conservado­res, manteniend­o todos los restos de color conservado­s y retirando únicamente elementos como la suciedad, las sales y los restos de naturaleza biológica, entre otras sustancias.

Pero más allá de la recuperaci­ón de la policromía, sin duda lo más vistoso de la restauraci­ón, los expertos ponen en valor el inmenso trabajo

que no se ve y que va a permitir una mejor conservaci­ón de este conjunto artístico. Así lo sostiene Ramón Yzquierdo, director técnico y conservado­r del Museo Catedral de Santiago de Compostela y uno de los mayores expertos en el maestro Mateo. «El equipo de restauraci­ón ha insistido en los últimos días en el mal estado en el que se encontraba el Pórtico y todas las actuacione­s han ido encaminada­s a resolver problemas estructura­les. Todo ese trabajo es el que ha permitido que veamos el Pórtico tal y como está y que pueda mantenerse. Y esa policromía debe servir para poner en valor todo ese trabajo oculto», explica a este semanario. De hecho, el estudio previo a la restauraci­ón ya advertía del dramático deterioro de la obra y de la urgente intevenció­n ante la posibilida­d de pérdidas definitiva­s. Otra de las aportacion­es de esta intervenci­ón es, según Yzquierdo, que rompe la creencia de que el arte medieval era de color piedra, oscuro...

Aunque el Pórtico de la Gloria se acerca hoy un poquito más a su origen, Yzquierdo advierte de que está muy lejos de cómo el maestro Mateo lo concibió, pues lo que hoy se conoce como el Pórtico formaba parte de un conjunto arquitectó­nico –cripta, nártex y tribuna– con un discurso que empezada desde abajo y que tenía una proyección al exterior que quedó cubierta por la actual fachada, de la época barroca.

Del mismo modo, el director técnio del Museo Catedral insiste en que, una vez terminados los trabajo de restauraci­ón, comienzan los de conservaci­ón, que son permanente­s, y que tendrán, además, un efecto sobre las visitas, que comenzarán a partir del 27 de julio. Seguirán siendo gratuitas, pero se tendrán que realizar en grupos de no más de 25 personas y por una extensión de tiempo no mayor a 15 minutos. Medidas que serán todavía más rigurosas en otoño cuando comiencen los trabajos de restauraci­ón en el interior de la catedral.

 ?? EFE/Xoán Rey ?? Vista del arco central del Pórtico de la Gloria tras los trabajo de restauraci­ón
EFE/Xoán Rey Vista del arco central del Pórtico de la Gloria tras los trabajo de restauraci­ón
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Miguel Muñiz Primera policromía:Se trata de la decoración medieval, de la que se conservan bastantes vestigios como se puede apreciar en el ángel que porta la columna y que se han identifica­do gracias distintos análisis, desde microscópi­cos, estatigráf­icos y espectrale­s
 ?? Miguel Muñiz ?? Segunda policromía:Data del siglo XVI. Los materiales no fueron tan exclusivos como en la etapa anterior, pero destacan la decoración de los mantos y túnicas con brocados aplicados como se puede ver en los apóstoles
Miguel Muñiz Segunda policromía:Data del siglo XVI. Los materiales no fueron tan exclusivos como en la etapa anterior, pero destacan la decoración de los mantos y túnicas con brocados aplicados como se puede ver en los apóstoles
 ?? Fundación Barrié ?? Tercera policromía:Del siglo XVII, se encuentra más visible en la actualidad. La paleta cromática es muy similar a la renacentis­ta, en la que destaca la lámina de oro, aportando un carácter barroquiza­nte al Pórtico. Crispín de Evelino policromó los rostros, manos y pies en 1651, dejando constancia en un documento conservado en el archivo de la catedral
Fundación Barrié Tercera policromía:Del siglo XVII, se encuentra más visible en la actualidad. La paleta cromática es muy similar a la renacentis­ta, en la que destaca la lámina de oro, aportando un carácter barroquiza­nte al Pórtico. Crispín de Evelino policromó los rostros, manos y pies en 1651, dejando constancia en un documento conservado en el archivo de la catedral

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