Sacerdotes ejemplares
Siento repugnancia ante los crímenes cometidos por sacerdotes que, traicionando la confianza que Cristo puso en sus manos, han cometido abusos sexuales con niños y jóvenes, causando un gran daño a sus víctimas y a la Iglesia. Los delitos cometidos por estos sacerdotes y sus encubridores pueden hacer vacilar en la fe a los fieles, así como poner en entredicho la credibilidad de la Iglesia, pero debemos tener presente que también entre los doce apóstoles hubo un traidor. Frente a los sacerdotes implicados en estos vergonzosos y dolorosos sucesos, es mucho mayor el número de sacerdotes ejemplares, de abnegados misioneros, de mártires heroicos y de grandes santos, que son el verdadero exponente de la Iglesia católica. Sería una injusticia generalizar lo que ya no solo son pecados sino también delitos, achacándoselos a todos los sacerdotes, que con una vida de renuncias, de servicio, de hacer presente a Cristo, de dar esperanza, de acoger a los más débiles, de sanar heridas en nombre de Jesús, son fieles a la grandeza del sacerdocio y leales a Jesucristo. Precisamente, necesitamos sacerdotes que se acerquen a los niños, a los jóvenes, a los seres humanos, sin temor a ser estigmatizados por estos execrables crímenes. Pederastia y clericalismo son los dos grandes males que aquejan a la Iglesia en este trascendental momento en que todos los esfuerzos han de centrarse en resarcir el dolor de las víctimas y en purificarse internamente.
Carolina Crespo
Vigo (Pontevedra)