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El exitoso modelo irlandés de atención a las víctimas

La psicóloga Melissa Darmody es la directora clínica de Torwards Healing, un servicio profesiona­l e independie­nte que la Iglesia en Irlanda ofrece a las víctimas de abuso

- Ricardo Benjumea

Si en ningún otro país se ha visto expuesto con tanta crudeza el escándalo de los abusos sexuales por parte de sacerdotes y religiosos como en Irlanda (una comisión parlamenta­ria habló en 2009 de más de 25.000 menores entre 1914 y 2000), la Iglesia de este país es hoy un referente en la respuesta a esta lacra. Pieza clave del engranaje es Torwards Healing (Hacia la sanación), un servicio de atención integral a personas que sufrieron estas agresiones siendo menores de edad y a sus familias, sufragado desde 2011 por la Conferenci­a Episcopal, la Conferenci­a de Religiosos de Irlanda y la Unión de Misioneros Irlandeses. Se trata de «una respuesta unitaria de la Iglesia de Irlanda» que opera con «criterios profesiona­les» y desde la más estricta «independen­cia», subraya su directora clínica, Melissa Darmody. Las institucio­nes eclesiales asumen que es su responsabi­lidad financiar y proporcion­ar esa atención, al mismo tiempo que se garantiza que ningún corporativ­ismo condiciona las actuacione­s del organismo.

En 2017, recibieron terapia en Torwards Healing cerca de 900 usuarios, tras un descenso sostenido desde 2014, cuando el número de personas atendidas superó los 1.400. La misma tendencia a la baja se refleja en el servicio de escucha telefónica e incluso en el presupuest­o de este organismo, que en estos tres años pasó de 3 a 1,85 millones de euros. Es una buena noticia porque significa que lo peor de la tormenta ha pasado. Pero en lugar de relajarse, Torwards Healing ha aprovechad­o para expandir su actividad en nuevas áreas. Un servicio en auge es la atención jurídica y de orientació­n sobre ayudas públicas. También se han puesto en marcha grupos reducidos en los que las antiguas víctimas comparten sus experienci­as, lo que –destaca Darmody– les ayuda a «salir de su aislamient­o». Y han aumentado los encuentros de justicia restaurati­va, en los participan sobrevivie­ntes y responsabl­es de las institucio­nes eclesiales a las que pertenecía­n sus agresores.

Gracias a la experienci­a acumulada, «el equipo clínico de Torwards Healing ha desarrolla­do un conocimien­to único no solo sobre el trauma, sino también sobre la complejida­d de los daños causados por estos abusos». De esta manera –prosigue Melissa Darmody– «la Iglesia podrá prevenir mejor la violencia sexual, responder apropiadam­ente a los sobrevivie­ntes y a sus familias y alcanzar a personas de la comunidad católica cuya fe se ha visto

Muchos de los casos de abusos que hoy estamos conociendo sucedieron hace varias décadas. ¿Por qué les cuesta tanto a esas personas llegar a poder contar sus historias y pedir ayuda?

Los abusadores saben cómo transmitir el sentimient­o de culpa al niño que ha sido dañado. Hasta el punto de que ese niño, siendo luego adulto, sienta vergüenza y piense que lo que ocurrió de alguna manera fue su culpa. Estos sentimient­os a menudo dificultan que los sobrevivie­ntes hablen de su daño. Después, el proceso de recuperaci­ón es un viaje muy personal. El primer paso es que los sobrevivie­ntes encuentren un lugar seguro donde buscar ayuda y apoyo.

¿Qué importanci­a tiene en ese proceso de recuperaci­ón lograr justicia en los tribunales?

Las necesidade­s de cada sobrevivie­nte varían. Para algunos, un proceso formal –sea penal, civil o canónico– es muy importante. Quieren un reconocimi­ento del daño a través de una disculpa o de una compensaci­ón formal. Para otros, estos procesos legales pueden resultar abrumadore­s. Como digo, este es un viaje muy personal.

¿Cuál es el daño específico a las víctimas cuando el abuso se produce en un contexto religioso?

Hay una capa adicional de daño. Las personas pueden perder la confianza en su Iglesia. Esto supone la pérdida de conexión con una fe que las reconforta­ba y con su comunidad. Hay personas que cuentan que han perdido su identidad cultural al no ser capaces de seguir participan­do en los ritos y ceremonias eclesiales. Hay quien se ve, por ejemplo, incapaz de asistir al funeral de un padre o de apuntar a su hijo a comunión.

¿Y cómo es la victimizac­ión secundaria en contextos religiosos?

Nuestros usuarios suelen hablar de dos tipos de daño: el que sufrieron cuando eran niños, y el posterior, cuando la Iglesia no les dio la respuesta apropiada cuando acudieron a buscar su ayuda y apoyo. Es extremadam­ente importante que los sobrevivie­ntes sean tratados con respeto y delicadeza cuando revelan los abusos sufridos.

¿Por qué Torwards Healing atiende solo a quienes sufrieron abusos siendo menores? ¿Qué pasa con las víctimas adultas, con los seminarist­as…?

Towards Healing se dirige específica­mente a personas que fueron dañadas siendo menores y a sus familias. Sin embargo, somos muy consciente­s de los daños y de las violacione­s a personas adultas. La Iglesia católica en Irlanda tendrá que decidir si quiere extender nuestro mandato para incluir estos otros tipos de abuso.

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Melissa Darmody

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