«No somos compañeros de piso»
Reconoce Solimar Castro que a mucha gente le llama la atención que su marido, sus tres hijos y ella vivan con dos curas y una célibe. Pero para ella esta circunstancia es una de las cosas que más le atrajo de Adsis siempre: que en una época donde muchas relaciones están basadas en el interés, encontrar un lugar donde domina la fraternidad. Y que, además de afectos, todos comparten un proyecto común. «Es más que ser compañeros de piso, es algo más. Y una riqueza, pues nosotros tenemos nuestros momentos solos como familia, tenemos nuestros momentos como pareja, y luego también momentos con los demás en los que compartimos inquietudes, hablamos de la parroquia y de los jóvenes, nos alimentamos y cuidamos…». A los niños no les supone ningún problema vivir así. «Ellos tienen su espacio, otros adultos con los que se relacionan. Es una interacción que les hace crecer y los ayuda en el día a día. Ven normal vivir así. De hecho, se sorprendieron cuando se dieron cuenta de que los demás niños no vivían de esta forma», añade Solimar. A veces los chicos comentan con sus compañeros la situación, según narra Miquel Corominas: «Le dicen que viven con dos curas y les preguntan si ellos no tienen [sacerdotes en casa]». Para Mari Mar López esta vida comunitaria puede ser significativa para mucha gente pues gracias al proyecto de la parroquia «se pueden generar interrogantes, que jóvenes puedan venir a compartir nuestro estilo de vida…».