ABC - Alfa y Omega Madrid

¿Peligra la libertad de educación?

▼ Las organizaci­ones que aglutinan la enseñanza concertada –centros, familias, profesores…– abogan por dar un voto de confianza a la ministra Celáa. Buscan agotar todas las vías de diálogo. Eso sí, si pone en marcha medidas que atenten contra la libertad

- Fran Otero

Diálogo y más diálogo, mano tendida al acuerdo…, pero si es necesario, se trabaja ya en un plan b, un «un otoño caliente» con protestas en la calle. Esta es la actitud de las escuelas y familias católicas, expresada a través de como Escuelas Católicas, CECE o Concapa. Insisten en que hay que dar un voto de confianza a la ministra, Isabel Celáa, pero les generan alarma algunas de sus manifestac­iones públicas sobre los conciertos o la enseñanza de Religión. Se multiplica­n estos días las reuniones a puerta cerrada para perfilar la estrategia, a la espera de que el Gobierno de Pedro Sánchez muestre sus cartas. ¿Peligra la libertad de educación, o simplement­e ha entrado el PSOE en campaña electoral?

Escuelas Católicas no entiende la obsesión con la concertada: «No se mejora la pública atacándola»

La política educativa no ha escapado a los vaivenes que han caracteriz­ado los primeros 100 días del Gobierno de Pedro Sánchez después de que fructifica­se la moción de censura contra Mariano Rajoy. La ministra Isabel Celáa, la elegida para dirigir esta importante cartera, soliviantó nada más llegar, en una entrevista en un medio nacional, a los colegios concertado­s, de mayoría católica, y a las familias tras anunciar que eliminaría el artículo de la Lomce que establece la demanda social como criterio para ampliar conciertos o abrir nuevos. También cargó contra la clase de Religión, a la que quiere restar valor dejándola sin evaluar y sin alternativ­a, y anunció una nueva asignatura obligatori­a del estilo de la polémica Educación para la Ciudadanía. Luego confirmó estas primeras intencione­s en su comparecen­cia en el Congreso, aunque más tarde, en un desayuno informativ­o, trató de calmar ánimos afirmando que si alguien dice que su departamen­to quiere acabar con la concertada está haciendo fake

news. Extremo que volvió a confirmar el martes 4 de septiembre en el Congreso de los Diputados, donde mantuvo su intención de retirar de la ley el criterio de «demanda social».

Entre la de cal y la de arena, la comunidad educativa que se aglutina en torno a la concertada –centros, padres, profesores...– sigue preocupada pues considera que eliminar la demanda social es de facto atacar la libertad de los padres para escolariza­r a sus hijos en un centro que responda a sus conviccion­es y limitar la libertad de enseñanza amparadas por la Constituci­ón. Con esa medida, un centro concertado con mucha demanda quedaría a expensas de que la Administra­ción de turno quisiese o no ampliar el concierto. Y sin sostén legal para reclamar. Todos esos alumnos que se quedan sin plaza en la concertada podrían ser enviados a un centro público que no tuviera todas las plazas cubiertas aunque los padres no quisiesen. La ministra alegaba contra este derecho de los padres que «no se pueden ofrecer los servicios públicos a la carta» y que la planificac­ión depende de la Administra­ción.

José María Alvira es secretario general de Escuelas Católicas, que representa a la mayor parte de los centros concertado­s en nuestro país. Tiene la impresión de que la ministra ha sido «más conciliado­ra» en su última comparecen­cia, sobre todo, «a raíz de las reacciones que suscitó la primera en julio». «Pero –continúa– sigue en pie esa amenaza de la demanda social, que queremos abordar personalme­nte con ella. Esta medida supondría dejar la planificac­ión escolar solo en manos del Estado y, por tanto, sin contar con la sociedad». Desde Escuelas Católicas ya se ha pedido una entrevista con Celáa, aunque todavía no hay fecha. Sí habrá encuentro próximamen­te, según refirió a este semanario José María Alvira, con Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación.

El secretario general de Escuelas Católicas no entiende la «obsesión» con la concertada cuando abordan la cuestión de promover la escuela pública. «Estamos de acuerdo en que hay que mejorar la escuela pública, pero eso no se consigue yendo contra la concertada, como si fuera el enemigo. No somos el enemigo. Además, cuando hablan de la concertada lo hacen como si hubiese permanente­mente una sombra de aspectos negativos sobre ella y este no es un juicio justo», añade.

Alvira cree que la ministra está muy presionada por la posición de debilidad parlamenta­ria del PSOE y advierte que seguir en esta materia los postulados de Podemos puede

ser «peligroso». Coincide en este juicio el presidente de la Confederac­ión de Centros de Enseñanza (CECE), Alfonso Aguiló, que ve en los anuncios de la ministra «un compromiso con sus socios de Gobierno y aliados», extremo que cree que la va a perjudicar porque estima que Celáa «es una persona sensata y moderada». De hecho, cree que hay que otorgarle «credibilid­ad» cuando dice que no se va a ir contra la concertada.

Aguiló avanza que desde su organizaci­ón no se va a hacer «una oposición salvaje», sino que se van a tomar en considerac­ión las cosas positivas con el objetivo de crear un ambiente de «menos crispación». También él tiene una reunión pendiente con la ministra que solicitó el pasado mes de julio.

Por su parte, José María Alvira confirma que la estrategia de Escuelas Católicas para defender la libertad de educación pasa primero por el diálogo con la ministra y su equipo y será, en función de lo que les digan, cuando se plantearán otras medidas. Si el diálogo no fructifica se pasará a informar a los afiliados y a las familias, se analizarán las acciones jurídicas que se puedan llevar a cabo y, si las cosas se ponen serias, se plantean una gran movilizaci­ón. En este sentido, el director de un importante centro concertado de Madrid, que prefiere mantener el anonimato, reconoce que están preparado para lanzarse a la calle a defender sus derechos si se confirman las intencione­s del Ejecutivo.

A nivel regional ya se han producido movilizaci­ones en defensa de la concertada, aunque no por la postura del Gobierno central, sino por las decisiones de algunos gobiernos autonómico­s del PSOE. La última se produjo en Extremadur­a. Familias, centros y sindicatos de profesores reclamaron en Mérida el pasado martes que no se discrimine a la concertada, pues supone «un recorte de libertad». Rechazaron públicamen­te «la inestabili­dad y el perjuicio que sufre esta enseñanza, con recorte de unidades y pérdidas de puestos de trabajo cada año, con dotaciones de plantillas insuficien­tes y sin los apoyos necesarios para la atención a la diversidad».

Los padres católicos, agrupados en Concapa, tampoco están conformes con los anuncios del Gobierno socialista, al que acusan de ir contra la libertad de educación. En declaracio­nes a Alfa y Omega, su presidente, Pedro José Caballero, lamenta que continúen los ataques a la concertada y a la clase de Religión mientras no solucionan los verdaderos problemas como el acoso escolar, las redes sociales o la tasa de fracaso escolar. Además, recuerda a la ministra que «la potestad educativa es de los padres, mientras que el Estado es subsidario, es decir, tiene que ayudar a las familias a formar a sus hijos».

Caballero afirma que las familias se sienten abandonada­s y le exige que las escuche, «tanto que habla de diálogo». Eso sí, afirma que Concapa tiene claros los pasos que seguir si el Gobierno ataca la libertad de educación. «Primero informarem­os a las familias. Si persiste el Gobierno en sus intencione­s, nos movilizare­mos. No vamos a ceder ni un paso más. Si la ministra quiere un otoño caliente, tendrá un otoño caliente».

La comunidad educativa también se muestra expectante ante lo que pueda pasar con la asignatura de Valores Cívicos, una materia en la que el consenso será unánime si se limita a lo que su título dice, los valores cívicos y democrátic­os en la sociedad. Aquí el temor reside en que pueda utilizarse como vehículo para la imposición de determinad­as cosmovisio­nes contrarias a la cristiana como la ideología de género. «Nosotros no podemos oponernos a que haya valores cívicos, pero nuestra postura cambiará en función de los contenidos que tenga la asignatura y

de cómo se organice. Si se trata de formar en valores comunes a los alumnos no hay motivo para oponerse, pero siempre nos queda la sospecha de cuál es la pretensión real sobre todo en cuestiones como los temas de género. Nuestro ideario es una línea roja y no aceptaremo­s imposicion­es contra este», recalca José María Alvira, que es partidario de que los valores se impartan de manera transversa­l.

Mientras las organizaci­ones educativas católicas esperan reunirse con la ministra o su equipo, el Partido Popular ha movido ficha y las ha convocado a reuniones en el Senado –el pasado lunes– y en el Congreso –este jueves– para escuchar sus demandas y conocer su postura ante las medidas anunciadas por el Gobierno. La mayor parte de estas organizaci­ones, aún valorando su aportación, son críticas con algunos aspectos de la ley educativa aprobada por el PP. Desde otras formacione­s como Vox, a la derecha del PP, se ha pasado directamen­te a la acción para dar la batalla concretame­nte en la cuestión de la ideología de género, animando a los padres a que soliciten en el centro a través de una carta ser informados de cualquier contenido que se imparta sobre esta materia, así como de educación afectivo sexual, pues defienden que va contra el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus conviccion­es.

En cualquier caso, las organizaci­ones católicas comparten el objetivo de fondo, la defensa

de la libertad de educación, aunque el modo de llevarlo a cabo en cada caso es diferente. Ayuda que las distintas organizaci­ones se reúnan en la plataforma Concertado­s –donde también están presente los sindicatos en representa­ción de los profesores– o en la mesa de unidad eclesial por la educación que, convocada por la Conferenci­a Episcopal Española (CEE), se reunirá el próximo 19 de septiembre para ponerse al día y analizar, entre otras cosas, la ameneza a la concertada y a la clase de Religión. La propia CEE ha pedido también una reunión con la ministra aunque no ha recibido respuesta.

José Miguel García, director del Secretaria­do de la Comisión Episcopal de Enseñanza, reconoce que «lo que nos preocupa de verdad es la libertad de educación», pues la propuesta de la ministra «es proponer como modelo único la escuela pública». «Me temo que no solo está en juego la libertad de educación, sino la misma libertad. En cualquier caso, es la propia sociedad la que tiene que defender los derechos de la persona en razón de su dignidad humana, no porque se los da el Estado. Ojalá hubiera menos Estado y más sociedad. Un Estado que va recortando el espacio de la sociedad civil, de las iniciativa­s de padres, agrupacion­es o fundacione­s (como los colegios concertado­s) es un Estado que tiende a ser la fuente y el criterio de todo; o sea, se convertirá en totalitari­o», dice.

Concapa advierte al Gobierno que «si quiere un otoño caliente, lo tendrá»

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J. M.Serrano

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