Vuelven los emprendedores del Papa
La segunda edición del Laudato Si’ Challenge está protagonizada por startups de todo el mundo con originales propuestas para mejorar la vida de migrantes y refugiados.
«Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia». Esta afirmación del Papa, contenida en el número 52 de su encíclica sobre el cuidado de la Casa Común, sirve para justificar la segunda edición del Laudato Si’ Challenge (LSC), una iniciativa inspirada por Francisco para apoyar empresas innovadoras y comprometidas socialmente, que este años se centra en la atención a migrantes y refugiados.
«Es la crisis humanitaria de nuestro tiempo», dice a Alfa y Omega Eric Harr, el CEO de LSC. Y recuerda que, según datos de ACNUR, 68 millones de personas tuvieron que abandonar en 2017 sus casas por conflictos, persecuciones, causas medioambientales o económicas, «el mayor número en la historia reciente».
En total, se recibieron unas 100 solicitudes de empresas de más de 20 países, de todas las creencias y entornos culturales y económicos, de las que 55 se han convertido en finalistas. En las próximas semanas se hará la selección definitiva para dictaminar las compañías que participarán los días 3 y 4 de diciembre en el evento de LSC en Roma. Además de la visibilidad y el reconocimiento que recibirán, se les dará cobertura económica y la posibilidad de ponerse en contacto con patrocinadores. «Esta edición ha crecido en impacto y se prevé que pueda mejorar sustancialmente la vida de diez millones de personas de aquí a 2020 a través de negocios sostenibles y éticos», afirma Eric Harr.
Entre las 55 finalistas hay empresas de todo tipo, procedencias y entornos. Hay compañías fundadas en Europa o Estados Unidos por refugiados o incluso en los propios países en vías de desarrollo como India, Ruanda, Pakistán o El Salvador. Hay empresas que dan soporte material a organizaciones que trabajan sobre el terreno o que aprovechan la tecnología para dar soporte a los refugiados en idiomas, finanzas, salud o en el mercado laboral. Hay compañías recién nacidas y otras con una larga trayectoria acompañada por numerosos logros y premios. Todo desde una propuesta innovadora, responsable con el ser humano y con el medio ambiente y sostenible.
Según Harr, «cada compañía es inspiradora y bella a su modo». Y concluye: «Se trata de caminar hacia una única familia global, tomando la diversidad como la fuerza para afrontar uno de los desafíos más importantes de la humanidad».