«La ciencia te lleva a un punto, pero las preguntas continúan»
Sus investigaciones sobre las estrellas subenanas explican qué le pasará al Sol después de convertirse en una gigante roja y engullir la Tierra. Doctor en Astrofísica por la Universidad de Oxford, el padre David Brown, SJ (Luisiana, EE. UU., 1967) es uno de los 13 investigadores del Observatorio Astronómico Vaticano. Desarrolla su labor a caballo entre Roma y el monte Graham, en Arizona, donde este centro tiene un telescopio. Y continúa una larga tradición de jesuitas astrónomos. 35 cráteres de la Luna llevan los nombres de algunos de ellos.
¿Qué fue antes, el astrónomo o el jesuita?
Mientras estudiaba Física, mi fe floreció y maduró. Cuanto más estudiaba las leyes científicas, la estructura de la materia y su profundo orden, más surgía la pregunta de por qué es así. No me parecía un accidente. La ciencia puede llevarte hasta un punto, pero las preguntas continúan, y se vuelven filosóficas y teológicas. Poco después de licenciarme, entré en los jesuitas. Me atraía mucho su carisma, que enfatiza «buscar y hallar a Dios en todas las cosas».
¿Dos vocaciones diferentes?
Para mí son una y la misma. Usan métodos diferentes, pero ambas tienen de fondo la búsqueda de la verdad y reconocen la importancia de la razón. Al entrar en el seminario, tenía la esperanza de poder seguir con la física. Pero al consagrarte tienes que ofrecerte con completa generosidad para hacer la voluntad de Dios. Afortunadamente, mis superiores me animaron a continuar con la ciencia.
¿Qué parte de usted mira al cielo estrellado? manda cuando
Si mi intención es estudiarlo, utilizo los métodos de la ciencia. Sin embargo, a la vez soy consciente de que la majestuosidad de la Creación se presenta ante mí. Y sí, comienzo a rezar.
¿Para qué necesita el Papa un observatorio astronómico?
La fe cristiana, siendo una religión encarnada, cree que a Dios se le puede encontrar en todo, incluyendo el estudio de la naturaleza. En tiempos más recientes, también pretende mostrar que hay armonía entre fe y ciencia.
Colabora con otros científicos. ¿Es frecuente que sean creyentes?
Suele haber en ellos una tendencia a estar abiertos a las cuestiones trascendentes, al hecho de que vivimos en una realidad mucho más misteriosa y hermosa de lo que podemos imaginar. Nunca he sentido hostilidad.
La ciencia no puede demostrar la existencia de Dios, pero ¿da indicios?
Algunos ven en el universo sugerencias (no pruebas, que la ciencia no puede dar) de ella, pero otros no.
La astronomía nos habla de un cosmos inconcebiblemente vasto y antiguo. ¿Demasiado para nosotros?
Creo que un universo tan grande y misterioso –según algunas estimaciones, con nuestros telescopios solo podemos conocer un 5 %, el resto son materia y energía oscuras– testimonia la inmensidad del misterio del Señor, que nunca podremos agotar.
Si pueden existir otros seres inteligentes, ¿tiene sentido decir que somos «imagen y semejanza de Dios»?
Que pudiera haber otras formas de vida (algo muy posible) no presenta ningún problema para afirmarlo, siempre que tengamos en cuenta que otras formas de vida también estarían hechas así. Esa expresión va más allá de interpretaciones antropocéntricas.
¿Dónde termina la investigación del cosmos y empieza la teología?
La astrofísica no tarda en suscitar preguntas como la naturaleza de la realidad, del comienzo del universo, o su destino. Son cuestiones con implicaciones filosóficas y teológicas, y que la filosofía y la teología pueden desarrollar. Estas disciplinas pueden guiarse mutuamente y obligarse a ser sinceras, cada una según su método.
¿Guiar la ciencia a la teología?
Descubrimientos como la teoría de relatividad ayudan a la filosofía y a la teología a clarificar términos como la comprensión del tiempo y del espacio. Y la mecánica cuántica, con sus nociones de probabilidad, puede contribuir a la discusión sobre la causalidad, la indeterminación o el libre albedrío.
¿Alguna teoría científica podría llegar a ser incompatible con la fe?
Según enseña la Iglesia, incluso si al principio parece que hay contradicciones, al final la fe y la ciencia se encuentran en la verdad. Una verdad no puede contradecir a otra verdad.