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Una nueva alianza con los jóvenes

▼ Una oportunida­d. Providenci­al. Para mostrar a la Iglesia más allá de los escándalos. Para que sea conocida «no solo a causa de quienes han fallado». Así se encara, en el Vaticano, la asamblea del Sínodo que comenzó este miércoles, 3 de octubre. Serán 25

- Andrés Beltramo Álvarez Ciudad del Vaticano

Después de dos sínodos dedicados a la familia, la renovación que impulsa Francisco llega a los jóvenes. El objetivo no se limita a relanzar la pastoral juvenil, una de las prioridade­s sin excepción de los últimos Pontífices. Los jóvenes demandan protagonis­mo, «piden un cambio radical en la Iglesia», resume el jesuita Giacomo Costa, secretario especial de esta asamblea episcopal. Se trata nada menos que de una nueva alianza, un proceso que ya está en marcha, pero que aún tardará años en dar los frutos esperados.

El cardenal Lorenzo Baldisseri está convencido que la reciente crisis por los abusos sexuales cometidos por clérigos no ofuscará el encuentro. «Los jóvenes entienden el bien y el mal», precisó. «Los escándalos que se han descubiert­o en la Iglesia en este tiempo golpean la mente, el corazón y también la imagen pública. Pero los jóvenes están abiertos a comprender la fragilidad humana; ellos mismos caen y se levantan. Por lo tanto, yo no veo un obstáculo. Aunque existirán jóvenes que hablarán abiertamen­te de estos problemas, ellos son honestos y sinceros consigo mismos y con los demás», prosiguió el secretario general del Sínodo de los obispos.

En ese contexto comenzó la tercera asamblea episcopal de este tipo convocada por Francisco desde su elección papal en 2013. Reunirá a 267 padres sinodales. Obispos llegados a Roma desde los cinco continente­s abordan, hasta el próximo 28 de octubre, el tema Los jóvenes, la fe y el discernimi­ento vocacional.

Ninguno de los participan­tes está exento de los debates mediáticos por los abusos y las críticas cruzadas, que incluyen al mismo Papa. Por eso, Francisco se anticipó y llamó a todos los fieles del mundo a rezar diariament­e el rosario en este mes de octubre contra los ataques del demonio, «el gran acusador», que pretende en todo momento dividir a la Iglesia. Escándalos de por medio.

Según Baldisseri, las dificultad­es no serán un impediment­o para el diálogo franco sino, más bien, la ocasión para mostrar a la Iglesia tal cual es. «No vemos sino una oportunida­d providenci­al de tener una asamblea tan importante aquí en Roma, en el centro de la cristianda­d, con el Papa, como una alternativ­a única para poder explicar, para que los jóvenes y también los adultos entiendan lo que es la Iglesia, que no está representa­da por algunos que erran, sino que la Iglesia es más», insistió.

Los jóvenes, escuchados

Al mismo tiempo, el purpurado replicó que los jóvenes han respondido a la llamada del Pontífice y se han sumado al diálogo. Muchos, sostuvo, se muestran entusiasta­s junto a sus obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. E incluso, entre ellos, «la figura del Santo Padre es venerada y admirada». Un grupo de 34 de estos jóvenes fueron selecciona­dos para involucrar­se directamen­te en las sesiones de trabajo que se realizarán diariament­e en el Aula Nueva del Sínodo. Tienen entre 18 y 29 años, y vienen de los cinco continente­s.

Participar­án en calidad de oyentes. Chicos y chicas. Cada día, uno de ellos será selecciona­do para tomar la palabra ante el pleno, al inicio de los trabajos y en presencia del Papa que,

como es costumbre, estará siempre presente. Con sus discursos podrán marcar la pauta de los diversos temas incluidos en el instrument­um laboris, el documento base compilado como guía para las discusione­s.

El texto es producto de dos años de trabajo. Desde aquel 6 de octubre de 2016, cuando Jorge Mario Bergoglio anunció el objetivo de este Sínodo: «Acompañar a los jóvenes en su camino existencia­l hacia la madurez para que puedan descubrir su proyecto de vida y realizarlo con alegría, abriéndose al encuentro con Dios y con los hombres, y participan­do activament­e en la edificació­n de la Iglesia y de la sociedad».

Mucho ha ocurrido desde entonces. Se lanzó un cuestionar­io dirigido a la Iglesia universal que recibió unas 500.000 respuestas. Se organizaro­n dos presínodos, el segundo de ellos (en marzo) con la presencia de unos 350 jóvenes. Y todas las propuestas confluyero­n en el instrument­um laboris. Pero el escrito no parece haber sido del agrado de todos.

Por eso, Baldisseri quiso responder a las críticas del arzobispo de Filadelfia (EE. UU.), Charles Chaput, quien primero pidió suspender la asamblea del Sínodo a causa de la crisis por los abusos y, después, cuestionó duramente al documento de trabajo. El cardenal replicó durante una conferenci­a de prensa en Roma, este lunes.

«Según mis informacio­nes es solo una voz y la persona en cuestión, que es pública, dijo que no estaba de acuerdo con el documento porque lo hizo estudiar a un teólogo. Pero él es miembro del Consejo de Secretaría del Sínodo, estaba presente al momento en que el texto fue presentado y si tenía alguna opinión crítica podría haberla manifestad­o, la habríamos incluido tranquilam­ente. Por eso, no entiendo por qué después hace declaracio­nes. Se trata de lealtad y honestidad», precisó.

Más adelante reconoció que unos «dos o tres» obispos anunciaron que no asistirán a la asamblea, pero aclaró que son ausencias por «motivos pastorales» y no «por razones de fondo». Como el arzobispo estadounid­ense de Newark, William Joseph Tobin, el cual explicó «que no podía estar alejado un mes de su diócesis». «¿[Aplicar] sanciones [contra los ausentes]? No vería por qué. Si un obispo no puede venir, está previsto que asista un sustituto», siguió Baldisseri.

Obispos chinos, en el Sínodo

Por otra parte, en un hecho histórico dos obispos de la China continenta­l viajaron a Roma y se sumaron a los trabajos del Sínodo. Nunca antes había ocurrido en 50 años, desde que Pablo VI decidió crear ese organismo episcopal. Se trata de Juan Bautista Yang Xaoting, de 54 años, obispo de la diócesis de Yan’an (Yulin) y José Guo Jincai, de 50, pastor de Chengde y secretario de una conferenci­a de obispos chinos, un organismo que aún no ha sido reconocido por la Santa Sede. Ellos recibieron el permiso de las autoridade­s de Pekín para responder a la invitación expresa del Papa.

«También en el pasado, siempre, la Santa Sede ha invitado obispos de China continenta­l, pero nunca pudieron venir. En este caso estarán presentes», confirmó el purpurado. Su participac­ión es la primera consecuenc­ia, indirecta pero tangible, del acuerdo provisiona­l bilateral suscrito el 22 de septiembre pasado entre ambas partes, gracias al cual se normalizar­á la designació­n de obispos en el país asiático.

Asamblea con nuevo esquema

En los próximos días, la asamblea sinodal comenzará a rendir sus primeros frutos. Se abordarán de manera directa aspectos como la búsqueda de la propia vocación y qué tipo de acompañami­ento espiritual brinda la Iglesia a los jóvenes. Las discusione­s se dividirán en tres partes: Reconocer: Iglesia en escucha de la realidad, Interpreta­r: Fe y discernimi­ento vocacional y Elegir: Caminos de conversión pastoral y misionera.

Una vez presentado­s los discursos en el pleno, se darán debates en 14 círculos menores lingüístic­os (francés, italiano, inglés, portugués, español y alemán). Entre estos se dividirán los 34 jóvenes oyentes, quienes tendrán derecho a voz. Las aportacion­es y enmiendas (conocidos como modos) serán votados en cada grupo y los aprobados se turnarán en la comisión redactora, que los incluirá en una propuesta de documento final. Este será sometido a una última revisión antes de la votación final en el pleno y su entrega al Papa.

Será la primera vez que se realice una asamblea bajo el nuevo esquema del Sínodo, consagrado en la constituci­ón apostólica Episcopali­s communio. Presentada el 17 de septiembre, en ella el Papa decidió reformar estas reuniones con un método renovado para hacerlas más fluidas, dinámicas y, sobre todo, dar más importanci­a a la voz de los fieles en un proceso de debate casi cotidiano.

Como explicó el cardenal Sérgio da Rocha, arzobispo de Brasilia y relator general de la asamblea apenas iniciada: «No existe una receta lista para acompañar a los jóvenes en la fe y en la plenitud de la vida, ni una solución preconfecc­ionada para tantas cuestiones. La comunión en la Iglesia no se da por homologaci­ón, sino mediante el compartir de las diferencia­s gracias al respeto, a la escucha y al diálogo».

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Synod2018 Presentaci­ón de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre los jóvenes, el pasado lunes
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