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Pío XII, otro Papa camino a los altares

▼ Continúa la en torno a Pío XII y los judíos. Sería demasiado optimista creer que todo ha quedado clarificad­o gracias a algunas recientes investigac­iones. La apertura de los Archivos Vaticanos ayudaría mucho. Desgraciad­amente se trata de un asunto que at

- leyenda negra Pascual Cebollada Silvestre, SJ Postulador general de la Compañía de Jesús

El 9 de octubre se cumplen 60 años de la muerte de Eugenio Pacelli, que «continúa suscitando en mucha gente que reza por la beatificac­ión de este gran Papa», escribe uno de los responsabl­es de su causa de canonizaci­ón, el postulador general de la Compañía de Jesús.

El Papa Pío XII murió hace 60 años, el 9 de octubre de 1958, en Castelgand­olfo, a pocos kilómetros de Roma, donde había nacido en marzo de 1876. En 1965, su causa de canonizaci­ón fue confiada por Pablo VI a la Compañía de Jesús. Entre estos dos Papas había afinidad y amistad. Pablo VI veneraba casi reverencia­lmente al Papa Pacelli y ambos mantuviero­n una relación paternofil­ial.

También sabemos que Pío XII y el inminente santo Pablo VI estuvieron muy cercanos a los jesuitas, declarándo­se ambos amigos de la Compañía. Incluso parece que el joven Eugenio Pacelli habría considerad­o seriamente en algún momento la posibilida­d de ser jesuita.

La Compañía de Jesús ha asumido este encargo de cuidar de su causa hasta hoy. Pero, ¿dónde se encuentra en estos momentos su proceso?

Acudamos, ante todo, al Decretum super virtutibus de Benedicto XVI del 19 de diciembre de 2009, con el cual se reconocier­on oficialmen­te las virtudes heroicas del Papa Pacelli y se le pasó a considerar venerable. El llamado pastor angélico, que en su juventud luchó por ser párroco y –una vez obispo– por conducir una diócesis de tamaño medio, acabó siendo diplomátic­o, casi forzado a ello, a la vista de sus eminentes cualidades. Como tal, practicó las virtudes a las que se refiere el decreto, algunas de las cuales son: prudencia evangélica (pero también valentía y resolución en muchas circunstan­cias, como, por ejemplo, en el caso de las protestas contra las invasiones de Hitler y de Mussolini), confianza y esperanza en Dios, fortaleza, sentido de la justicia, o sobriedad de vida.

Precursor del Vaticano II

Claro precursor del Vaticano II, Pacelli es el más citado en los textos del Concilio (más de 200 veces). Durante su papado fue autor de numerosos escritos teológicos y doctrinale­s sobre la Iglesia, la liturgia, las misiones, el laicado, el sacerdocio, la vida religiosa. Se sirvió de su aguda inteligenc­ia para promover el diálogo con las distintas ramas de la ciencia: derecho, medicina, ciencias de la naturaleza, arte, cultura… Recordemos, por ejemplo, sus importante­s mensajes radiofónic­os y el uso oportuno que supo hacer de los medios de comunicaci­ón.

Pío XII no solo fue defensor de Roma, sino que trabajó intensamen­te por la paz mundial. Cuatro relevantes concordato­s se debieron a su mano. Se sabe con certeza que, en situacione­s políticas sumamente difíciles, facilitó la reconcilia­ción entre naciones, actuando él mismo como mediador. Promovió la paz en la Segunda Guerra Mundial, así como después en la Guerra Fría, a pesar de lo que hace creer una poderosa campaña difamatori­a contra su persona cuyas consecuenc­ias llegan hasta hoy.

La leyenda negra

Cuando se piensa en la beatificac­ión del Papa Pacelli, aparece siempre el tema de su comportami­ento con los judíos durante la guerra. A desvelar la verdad sobre ello han contribuid­o las iniciativa­s del Comitato Papa PacelliAss­ociazione Pio XII, las investigac­iones

Siendo claro precursor del Vaticano II, es el más citado de los textos del Concilio –más de 200 veces–

del padre Peter Gumpel, SJ, la antología de Gary Krupp o las obras de Michael Hesemann y tantos otros autores, que demuestran cómo Pío XII salvó de la muerte a millares de judíos. Acaba de publicarse el estudio de Johan Ickx sobre la actuación diplomátic­a del entonces Eugenio Pacelli ya en la Primera Guerra Mundial, un precedente de lo anterior. Tal como el Papa san Juan XXIII dice de él, desarrolló «una actividad pastoral que, en tiempos de guerra y de incertidum­bre, afectó a innumerabl­es personas individual­es y a masas de gente». Acerca del asilo que ofreció en Roma a centenares de prófugos judíos dieron testimonio hace ya tiempo personalid­ades como Israel Zolli, Isaias Levi, Isaac Herzog, Joseph Nathan o Golda Meir. Sin embargo, no sabemos hasta cuándo continuará esta falsa leyenda negra, y sería demasiado optimista creer que todo ha quedado clarificad­o. La cuestión de la apertura de los Archivos Vaticanos resulta aquí central; si se abrieran hasta 1948 –ahora lo están hasta 1939–, dispondría­mos de más informació­n. Desgraciad­amente, se trata de un asunto que atrae la atención de tal forma que impide mirar y constatar cuántas otras cosas hizo.

Volvamos a la situación de su causa. En los últimos años ha habido indicios de presuntos milagros gracias a su intercesió­n, pero hasta hoy no podemos contar seriamente con ninguno de ellos. Al mismo tiempo, en nuestra postulació­n somos testigos de la devoción que continúa suscitando en mucha gente que reza por la beatificac­ión de este gran Papa.

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 ?? CNS /Cortesía de la Librería Editrice Vaticana ?? Pío XII escribiend­o a máquina el mensaje de Navidad para ser difundido por la radio durante la Segunda Guerra Mundial
CNS /Cortesía de la Librería Editrice Vaticana Pío XII escribiend­o a máquina el mensaje de Navidad para ser difundido por la radio durante la Segunda Guerra Mundial

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