ABC - Alfa y Omega Madrid

Concepción Francisca

- Joaquín Martín Abad

Alas concepcion­istas franciscan­as de la calle Toledo 52 se les comenzó a llamar La Concepción Francisca porque Beatriz Galindo, al fundar el monasterio, quiso que estuviera dedicado a la Inmaculada Concepción –nada menos que en 1512–, a la vez que proseguía la fundación del hospital de la Concepción que había iniciado su marido, Francisco Ramírez; y porque, finalmente, ocuparon el monasterio las concepcion­istas franciscan­as y no las jerónimas.

Hay que recordar, y más hoy mismo, que los franciscan­os, siguiendo al beato Juan Duns Escoto y a Raimundo Lulio, defendiero­n la Inmaculada; y, gracias a Isabel la Católica y a santa Beatriz de Silva, fundadora de las concepcion­istas, la certidumbr­e sobre la Concepción Inmaculada se extendió de modo muy singular por toda España.

En un principio, tanto la reina como Beatriz Galindo, la Latina, tenían intención de destinar el monasterio a concepcion­istas (que entonces profesaban aún la regla de santa Clara); pero en 1504 Beatriz Galindo las cambiaba por jerónimas. Enseguida reaccionar­on los frailes de San Francisco el Grande, quienes estaban cerca; y, en el entretanto, aún se terciaba pensar en las comendador­as de Santiago. El pleito llegó a la Rota romana a instancias de los franciscan­os, que falló a su favor. Y como los jerónimos aceptaron pacíficame­nte la sentencia, la Latina decidió fundar otro monasterio para jerónimas. Solución mejor que salomónica: más que debatir por uno, fundar dos.

En 1603 La Concepción Francisca tuvo media parte en la fundación del monasterio del Caballero de Gracia; en 1834 se salvó de la exclaustra­ción y hospedó a estas concepcion­istas y a clarisas, las de Nuestra Señora de los Ángeles y las de Nuestra Señora de Constantin­opla. En 1903 abandonaro­n el monasterio, pues amenazaba ruina y se ensanchaba la calle de Toledo, hasta que se reedificó; y volvieron en 1906. Durante la guerra civil se refugiaron en las hermanitas de los Pobres de la calle Almagro, bajo protección de la bandera francesa.

Reciente y notable: en 2010 se abrió en Madrid la causa de canonizaci­ón de sor María Ana Alberdi Echezarret­a, nacida en Azcoitia en 1912, quien había profesado en este monasterio en 1936 y fue durante más de 30 años su abadesa. Murió en 1998 como había vivido, santamente.

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