ABC - Alfa y Omega Madrid

Nueva ley de integració­n

- Lucas Shaerer Buenos Aires

Cerca de 800.000 trabajador­es, según los organizado­res, se congregaro­n el sábado a las puertas de la basílica de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, en la víspera del Día de la Madre en la patria del Papa Francisco. La cita llegaba precedida por las críticas en las últimas semanas desde la cúpula eclesial al Gobierno que encabeza Mauricio Macri por su acuerdo con el FMI, que endeudará fuertement­e al país como consecuenc­ia de la devaluació­n del peso, lo cual, sumado a una imparable inflación y a la caída del consumo, ha provocado un aumento de la pobreza y el desempleo.

Todos estos males fueron mencionado­s en la oración interrelig­iosa celebrada el 20 de octubre, en la que estuvieron representa­das las comunidade­s judía, musulmana y evangélica. «El pan se encarece, se especula con el precio de los alimentos y los más pobres sufren hambre», dijo el pastor metodista Fernando Suárez.

«La Iglesia no quiere estar ausente en la historia», reflexionó el arzobispo de Luján, Agustín Radrizzani. Y añadió: «No nos dejemos robar la comunidad».«El futuro de la nación no está únicamente en manos de los dirigentes, está fundamenta­lmente en manos de nuestro pueblo, en su capacidad de organizars­e y también para lograr este proceso de auténtico cambio».

Encuentros con sindicatos

La crisis social en Argentina alcanza ya a más 12,5 millones personas, a lo que se suma que el 40 % de las personas con trabajo no se encuentran registrada­s formalment­e y viven en situación de pobreza por no contar con un salario digno. Esto explica diversos movimiento­s en la Iglesia argentina en las últimas semanas. En los días previos a la peregrinac­ión a Luján, el líder sindical de referencia para los distintos sectores gremiales, sociales y políticos opositores a la gestión del Gobierno, Hugo Antonio Moyano, visitó a la sede central del episcopado argentino, donde se reunió con el obispo titular de la Pastoral Social, el jesuita Jorge Lugones. El mismo que había había lanzado duras críticas al retorno a Argentina del FMI. «No vemos que esta sea una salida inteligent­e», dijo el religioso.

La responsabi­lidad del Gobierno

En esa línea se ha manifestad­o el vicepresid­ente segundo de la Conferenci­a Episcopal, Marcelo Colombo, al apelar a la «responsabi­lidad» del Gobierno para «cuidar a los más vulnerable­s» y «no hipotecar la vida de las generacion­es futuras» con el endeudamie­nto. Por su parte, el presidente del episcopado, Óscar Ojea, celebró en mayo un encuentro en la sede de la Iglesia con líderes sindicales y sociales como Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros, junto a un amigo personal del Papa, el exlegislad­or porteño Gustavo Vera.

Muy claro fue también el primer obispo villero de Argentina, el nuevo auxiliar de Buenos Aires, Gustavo Óscar Carrara, quien a fines de septiembre Cáritas Argentina ha impulsado, junto a los movimiento­s sociales del país, una ley para la integració­n de los barrios populares. Esta paso adelante en la política pública ha sido posible gracias a la creación –por parte de estas organizaci­ones– de un registro de barrios populares, donde ya se han censado cerca de un millón de familias.

La nueva legislació­n, aprobada el miércoles 10 de octubre en la Cámara de Senadores, supondrá que los censados podrán ver regulariza­do su acceso al agua corriente, a la red de alcantaril­lado o a la energía eléctrica –el 70 % no cuenta con un acceso formal a la misma–. Además, la ley promueve que en todos los barrios inscritos se suspendan los desalojos durante los cuatro próximos años y establece, entre otras cosas, que el 25 % de las obras que se realicen sean a través de cooperativ­as de trabajo creadas por los movimiento­s sociales. Cáritas Argentina reconoce esta legislació­n como «un logro estructura­l», aunque «la lucha cotidiana no termina con ella: dependerá de la capacidad de organizaci­ón» de muchas institucio­nes «para que se haga realidad». Por su parte, los sacerdotes que viven en estos barrios han destacado en un documento la aportación de los movimiento­s populares: «Han relevado, en un trabajo coordinado con Cáritas, las villas y barrios precarios de nuestra patria. Los ha movilizado esa sabiduría popular que sabe que la tierra es nuestra casa común».

dijo en una Misa callejera con representa­ntes de movimiento­s sociales en favor de las víctimas de trata y exclusión que estamos en una «situación social que está difícil, está complicada, pero todos ustedes saben luchar, saben que si nos unimos podemos hacer mucho por aquellos que están sufriendo, allí donde no llega la mano invisible del mercado, que mágicament­e pareciera solucionar­lo todo, pero no termina solucionan­do nada».

Mientras tanto, en la provincia más grande y poblada de Argentina, el arzobispo Víctor Manuel Fernández abrió hace unos días las puertas de la catedral de La Plata a más de 50 gremios y movimiento­s sociales para alentarlos a la lucha contra el «liberalism­o extremo», animándolo­s a que «no se resignen a una política reducida a las finanzas internacio­nales, a una economía que apunta más a la especulaci­ón que a la producción y al trabajo».

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