Ser santo
¿Qué es ser santo? ¿Son personas raritas? ¿Han nacido ya con aureola? ¿No tienen defectos? Muchos santos nos transmitieron ideas y vivencias que nos pueden ayudar a descubrir el rostro de Dios. Ser santo es saberse enviado por Dios, para llevar su Amor a los que tenemos cerca. Ser santo es tener grandes ideales, pero vivir y cuidar las cosas pequeñas de cada día. Ser santo es saber amar, servir con alegría, darse hasta que duela. Ser santo es corresponder el amor de Dios: gracia y lucha, don y tarea.
Ser santo es llenarse del amor de Dios en la oración y sacramentos, para compartirlo y transmitirlo en el trabajo, en el descanso, con la familia, amigos, vecinos, etc. Ser santo es vivir virtudes en plenitud, sobre todo, la caridad y la alegría. Ser santo es ser feliz y libre. Ser santo es buscar, encontrar, amar y transmitir la suerte de haber encontrado a Dios. Ser santo es disfrutar con Cristo, de su presencia, trato, perdón, ternura. Ser Santo es amar y cumplir la voluntad de Dios, aunque no la entendamos ni coincida con la nuestra. Ser santo es sobre todo escucharle y dejar que haga en nosotros, poco a poco, ese hijo que, desde antes de la creación del mundo, tuvo en su mente: otro Cristo. Ser santo es dejarse querer y amar por Dios. ¿Difícil? ¿Imposible? El 1 de noviembre festejamos a los santos, muchos de ellos contemporáneos, que nos recuerdan que es posible.
Alejandra Regojo Correo electrónico