«Este Sínodo cambia el modo de entender la misión de la Iglesia»
▼ «De una pastoral para los jóvenes a una pastoral con los jóvenes». Este será uno de los resultados más visibles del Sínodo de los obispos, según el cardenal Carlos Osoro, que participó en la preparación de esta asamblea eclesial. Pero los cambios –vatic
«Ha sido un mes de trabajo inmenso. He dormido, como mucho, cinco horas diarias, pero vuelvo rejuvenecido, lleno de ilusión y proyectos». El cardenal de Madrid, Carlos Osoro, designado por el Papa miembro de la Secretaría del Sínodo, ha participado en la preparación y en las cocinas de una asamblea eclesial en la que –afirma– ha visto confirmadas antiguas convicciones que tenía ya desde sus primeros años de ministerio sacerdotal, cuando «vivía con jóvenes en situaciones de vulnerabilidad» en la comunidad de La Pajarera, en Torrelavega (Cantabria). «Al volver de Roma –confiesa– he abierto la maleta en la que tengo escritos guardados de cuando era un cura joven, y me parece que se ha cumplido un sueño en mi vida, cosas que entonces yo simplemente intuía y procuraba hacer a mi modo», pero que «ahora veo reflejadas en el documento final del Sínodo». Junto a Carlos Osoro han participado en esta asamblea de obispos, entre otros, los cardenales de Valladolid, Ricardo Blázquez (presidente del episcopado) y Barcelona, Juan José Omella, además del obispo de Calahorra, Carlos Escribano Subías, responsable de Pastoral de Juventud en la CEE.
Más de un cardenal curtido en este tipo de eventos eclesiales ha salido impresionado del Sínodo, asegurando que nunca había vivido otro igual. ¿De verdad ha sido para tanto?
Yo creo que sí. Ha habido un antes y un después. Se pudo ver ya en el anterior sobre la familia, pero justo antes de este Sínodo el Papa publicó una constitución apostólica sobre la institución del Sínodo [Episcopalis communio] que ha marcado una línea muy clara. Hemos visto que no es una estructura más entre las muchas que tenemos, sino una forma de buscar todos juntos la voluntad de Dios: obispos, jóvenes auditores, expertos, representantes de otras confesiones cristianas… Y esto implica una forma de caminar y de salir a anunciar el
¿Como cuáles?
En Madrid, por ejemplo, se va a reestructurar la Curia diocesana. En la nueva organización entrarán laicos, matrimonios, jóvenes… Esto implica un giro significativo en el modo de comprender y realizar la misión de la Iglesia, que debe llegar a todas las parroquias, a todas nuestras estructuras. Es un cambio de mentalidad en el que hemos coincidido en este Sínodo los obispos de todo el mundo. Y los había de todos los continentes, viviendo en situaciones muy diversas, incluso de persecución religiosa, con una Iglesia martirial.
Pero de lo que hablaba en Roma es de los jóvenes…
De pasar de una pastoral para los jóvenes a una pastoral con los jóvenes. De buscar espacios de encuentro con todos para aprender a vivir en un mundo que es plural y multicultural, y hacerlo entre todos más habitable… El Sínodo ha puesto sobre la mesa la voluntad de salir a los caminos por los que transitan los jóvenes –igual que se hizo en el anterior con las familias–