ABC - Alfa y Omega Madrid

«La vulneració­n de derechos laborales se ha normalizad­o»

▼ Cáritas Española alerta en un informe de la gran precarieda­d laboral en el sector agrícola, la hostelería y los empleos del hogar, y denuncia «posibles situacione­s de trata» detrás de muchos temporeros

- José Calderero de Aldecoa @jcalderero

Samira El Allali trabajaba como administra­tiva en el Ayuntamien­to de Nador (Marruecos). Pero el cargo no llevaba aparejado un buen sueldo y su condición de mujer soltera no estaba bien vista en su país. Estas circunstan­cias hicieron que, hace 13 años, Samira entrara como turista en España y, al presentárs­ele un oferta de trabajo, decidiera quedarse. La mujer estuvo trabajando durante dos años en el sector de la hostelería y, posteriorm­ente, otros seis como empleada de hogar. «Allí sufrí varias experienci­as negativas», explica a Alfa y Omega. «Recuerdo una entrevista de trabajo en la que me estuvieron hablando del contrato. Me dijeron que tendría los fines de semana libres, establecim­os un horario... Pero cuando empecé a trabajar no cumplieron nada: trabajaba más y cobraba menos de lo acordado».

Según Cáritas, este tipo de vulneració­n de derechos es frecuente en la hostelería y en los empleos del hogar, pero principalm­ente en el sector agrícola. Por ejemplo, el 60 % de los trabajador­es del sector de la hostelería o de los trabajos en el hogar han sufrido algún tipo de vulneració­n económica, pero el porcentaje se dispara hasta casi el 90 % entre los trabajador­es del campo. Así se desprende del informe Vulneració­n de derechos laborales en el sector agrícola, la hostelería y los empleos de hogar elaborado por Cáritas Española a partir de 917 entrevista­s a personas acompañada­s por la institució­n.

Para Paco Cristóbal, director del Área de Comunicaci­ón de Cáritas Española, estos datos reflejan que la vulneració­n de derechos en estos tres sectores «está normalizad­a». Con palabras de Hilde Daems, experta del equipo de Inclusión de Cáritas Española y encargada de presentar el informe hace una semana en la sede de la institució­n: «Lo normal es no cumplir la norma».

En el campo de la vulneració­n económica, Cáritas también denuncia que el 30 % de los trabajador­es de estos tres sectores cobran menos del salario que les correspond­ería legalmente; que el 24 % realiza horas extra no remunerada­s, y que el 50 % de los temporeros cobran todo o parte del salario en negro.

Sin embargo, la vulneració­n de derechos que más preocupa en Cáritas no es la que tiene que ver con lo económico, sino con posibles delitos penales. En este campo, la organizaci­ón caritativa de la Iglesia constata que uno de cada 20 entrevista­dos ha recibido amenazas (13 % en el sector agrícola), que un 4 % vio retenida su documentac­ión (el 12 % de los temporeros) y que un 12 % reconoce haber recibido un trato humillante, porcentaje que en el sector agrícola se dispara a un 22,5 %.

Frente a esta realidad, Cáritas insta al Gobierno a ratificar el Convenio sobre las trabajador­as domésticas de 2011; a modificar el Código Penal para tipificar como delito autónomo el trabajo forzoso, la esclavitud y la servidumbr­e, diferenciá­ndolos de la explotació­n laboral; a flexibiliz­ar el sistema de renovación de las autorizaci­ones de residencia y trabajo, o a impulsar una ley integral de trata para acabar con las «posibles situacione­s de trata con fines de explotació­n laboral o

trabajo forzoso que hay detrás» de un cuarto de los trabajador­es del campo, denunció Hilde Daems.

Alianza empresaria­l por los trabajador­es

Claro que también hay ejemplos de buenas prácticas, empresario­s que se compromete­n más allá de sus obligacion­es contractua­les. Es el caso de la empresa Berries de los Mimbrales, productora de frutos rojos, y representa­da por su director financiero –Eugenio Zambrano– en la presentaci­ón del informe de Cáritas Española. «En Huelva tenemos un problema sistémico de falta de mano de obra y, paralelame­nte, existen asentamien­tos chabolista­s donde malviven miles de subsaharia­nos», explicó Zambrano en su intervenci­ón. En Berries de los Mimbrales estaban decididos a romper esta paradoja y, junto a Cáritas Huelva y la empresa Driscoll’s, iniciaron un proyecto para dar trabajo a 25 personas de los asentamien­tos que disponían de su documentac­ión en regla. «Les dimos trabajo y casa. La empresa contrató para ellos una vivienda para sacarlos del poblado chabolista». El resultado, tal y como refirió Zambrano, no fue un éxito solo a nivel social, también lo fue a nivel económico.

Tras esta experienci­a, el proyecto entrará próximamen­te en una segunda fase en la que se han implementa­do algunas mejoras. «No queremos tener una actitud asistencia­lista, sino dignificar sus condicione­s de trabajo y que ellos estén mejor integrados y puedan alquilar su propia vivienda o desenvolve­rse mejor con el idioma», aseguró el empresario. Además, en esta segunda fase, «también queremos atender a aquellos inmigrante­s que se encuentran en una situación ilegal. Aquí la ley de extranjerí­a juega en nuestra contra porque para poder obtener el permiso de residencia y trabajo los inmigrante­s tienen que presentar una oferta de trabajo de al menos un año de duración y nuestra recolecta no dura todo un año». La solución ha sido contactar «con otras empresas cuya recolecció­n no coincida con las nuestras y, entre las dos, ofrecer un contrato al trabajador que sí supera la duración de un año exigida».

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Belén Díaz Paco Cristóbal, Eugenio Zambrano, Samira El Allali, Hilde Daems y Ángel Arriví

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