Óscar y Mami Rosa
Queridos lectores: ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron la necesidad de escribir una carta? Me refiero a una carta con sobre, sello y buzón. Con saludo, despedida y posdata. ¡Como olvidarnos de la posdata! Era fundamental en la estrategia epistolar. Allí estaba más o menos cifrado el verdadero motivo de la carta. En aquel papel hablábamos de nuestras cosas, las cotidianas y las extraordinarias, de nuestros secretos, de nuestos deseos... No pretendíamos que fuera un género literario. Era una forma de expresarse de la gente corriente. Gente tan normal, pero tan extraordianaria como el protagonista de esta obra de teatro, un niño de 10 años llamado Óscar.
Óscar. Ya nunca olvidarán este nombre. Hace trece años que lo conocí. Él me ha hecho recordar mis días en el internado. Aquellas mañanas de domingo, después de Misa. Me veo encerrado en las cuatro paredes de mi cuarto, delante de unas cuartillas en blanco, experimentando ese mágico ritual de escribir una carta. Es un momento liberador. Dejo volar mi imaginación para fabular otra vida, para ahuyentar el miedo y para espantar la soledad. Y también para reclamar cariño. Cartas a los amigos, a los parientes, a los padres. Cartas para contar lo que no quería o no podía expresar con palabras. Quizá por esto y por muchas cosas más, «Óscar vive en mí y no lo pienso echar».
Este crío me ha removido por dentro. Sus cartas son su fe de vida, el registro de su existencia. A partir de este legado reconstruimos y descubrimos su historia, su enfermedad, su lucha y su esperanza.
Os invito a acompañar a Óscar en su particular vía crucis. No es fácil. Menos para él. Hay que llamar a las cosas por su nombre, a las malas, pero también a todas las maravillas que le rodean. Y llegarán la ira, el miedo, la rebeldía, ¿y después qué? Amor, mucho amor. Amistad sincera. Optimismo. Imaginación. Humor a raudales. Y plantarle cara a la vida, sin perder la inocencia, sin dejar de ser niño. ¡Y esperanza!
Óscar habla de lo humano y de lo divino, y con él de la mano llegaremos «al corazón del misterio, para contemplar el misterio». Allí donde todo cobra sentido, donde la vida fluye hasta estremecernos de pura alegría. Óscar se ha transformado. A la luz misteriosa del teatro se ha producido el milagro.
Óscar y Mami Rosa vuelve a la cartelera madrileña. En Arapiles, 16, el teatro de UNIR os espera.
P.D.: «El teatro es una herramienta que tiene Dios para comunicarse con el hombre». (Eusebio Calonge, La Zaranda)