ABC - Alfa y Omega Madrid

Francisco: «Desconfío de quienes se presentan como los salvadores de la vida consagrada»

Debido al «cierto éxito vocacional» de algunas nuevas congregaci­ones de vida activa y contemplat­iva, no pocos obispos han visto en ellas «el nuevo modelo» que seguir. El Papa sin embargo discrepa. Esta es su respuesta en el libro

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«El Espíritu Santo, sin duda, sopla donde quiere y cuando quiere. A eso no hay nada que objetar. Dios es dueño de llamar a los que Él quiere, cuando quiere, como quiere. A mí particular­mente, sin embargo, me llama la atención que este fenómeno vaya, a veces, acompañado de cierto triunfalis­mo. Y el triunfalis­mo, realmente, no me convence. Desconfío de esas manifestac­iones de fecundidad como in vitro ,ode esas manifestac­iones o mensajes triunfalis­tas que nos hablan de que la salvación está aquí o allí. Algunas congregaci­ones se mostraron como la salvación de la vida consagrada, tanto de la vida consagrada apostólica como de la contemplat­iva. Había que mirarlas. Eran el nuevo modelo. Incluso convencier­on a muchos pastores para que las favorecier­an. Algunos buscaron incluso la manera de apoyarlas económicam­ente. Algunos pastores, he conocido a varios, estaban impresiona­dos por su capacidad de convocator­ia, o por una vida piadosa ejemplar que aparenteme­nte vivían. Eran la nueva vida consagrada, la que iba a ser la solución y modelo para las antiguas y envejecida­s órdenes y congregaci­ones... y resulta que, después, dentro de algunas de ellas explotaron asuntos de corrupción interna impresiona­ntes.

Nos hace bien saber que no somos el Mesías. Ese tipo de

salvadores, ciertament­e, me hacen desconfiar. Esa no es la fecundidad del Evangelio. Cuando hay triunfalis­mo, Jesús no está. O, si hay un solo triunfalis­mo en el que Jesús está, es cuando este triunfalis­mo es el paso previo al Viernes Santo. El único triunfalis­mo real que cabe es el del Domingo de Ramos. Ahí sí está el Señor. Ese triunfalis­mo te está diciendo: “Tú prepárate para lo que te viene...”. No hay soluciones mágicas. Ese es mi criterio: el triunfalis­mo nunca es de Jesús. El triunfo de Jesús, el de verdad, es siempre en la Cruz.

Esas nuevas formas de vida consagrada hoy necesitan seguir profundiza­ndo y clarifican­do su identidad. Es necesario que se clarifique más la novedad que aportan. Yo diría que hay que buscarla, pero con discernimi­ento. Es necesario que estas formas estén acompañada­s, que tengan personas a su lado que las acompañen y las ayuden a clarificar, a discernir... pues podrían vivir también de cierta ilusión. Lo cierto es que se trata de una realidad todavía muy reciente que requiere tiempo de maduración y reflexión.

Algunas de estas nuevas congregaci­ones son un tanto restauraci­onistas, tienden a restaurar costumbres antiguas y cosas que habría que contrastar más y estudiar con más discernimi­ento, siempre en el marco de la Iglesia y del tiempo en que vivimos. Para mí, el criterio básico para juzgar una comunidad son esas tres P de las que hablé en un encuentro con personas consagrada­s. Me refiero a la P de la pobreza, la P de la plegaria y la P de la paciencia».

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Foto facilitada por el autor del libro El Papa Francisco junto a Fernando Prado, el pasado mayo

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