ABC - Alfa y Omega Madrid

Vox y los católicos

▼ Andalucía vivió el domingo una jornada electoral histórica, que puede determinar la llegada a la Junta de un partido diferente al PSOE y propició la aparición de un nuevo actor político, Vox, que defiende algunos postulados de la Iglesia católica –vida,

- Fran Otero

Lo que sucedió en Andalucía el pasado domingo es, objetivame­nte, histórico. Por varios motivos. Los dos gramdes partidos que tradiciona­lmente han acaparado gran parte de los votos cosecharon los peores resultados hasta la fecha; existe la posibilida­d de que la Junta de Andalucía cambie de color político por primera vez en casi cuatro décadas, y ha irrumpido en el Parlamento andaluz una nueva fuerza, Vox, situada en el lado derecho del arco político y que ha seducido a casi 400.000 andaluces, no pocos de ellos católicos. Sin duda, ha sido la irrupción del partido político liderado por Santiago Abascal a nivel nacional, lo que ha acaparado la atención mediática.

No pocos medios han tildado al formación verde de «ultra», «ultraderec­ha», «xenófoba», «euroescépt­ica»… mientras sus militantes defienden que son un partido que tiene entre sus filas a Ortega Lara, que defiende la unidad de España, la familia o la vida. Lo cierto es que Vox ha puesto en los últimos meses un énfasis especial en la cuestión territoria­l a raíz del problema secesionis­ta en Cataluña, como también lo ha hecho en materia migratoria, donde ha hablado de «invasión», «deportacio­nes» o de favorecer fundamenta­lmente la inmigració­n que provenga de América Latina. Quizá este último es uno de los puntos de mayor fricción de la formación con la postura de la Iglesia católica, que ha hecho una opción decidida por la hospitalid­ad y la acogida.

Pero hay otras cuestiones donde las posturas –quizá no se comparten los métodos– son cercanas. Por ejemplo, en materia de aborto, donde la postura de Vox no difiere mucho de la que mantiene la actual dirección del PP: a corto plazo, derogar la ley de plazos y volver a la de 1985. También están en contra de los vientres de alquiler o de la imposición de la ideología de género, batalla en la que la Iglesia parece haberse quedado sola en los últimos años.

Cuando nació, Vox integraba a diversas corrientes procedente­s del PP: había gente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes), políticos desencanta­dos, católicos nuevos en política, conservado­res, liberales… Un amalgama que, según relata a este semanario un exmilitant­e de Vox y católico comprometi­do, saltó por los aires en las elecciones internas de Vox en septiembre de 2014, cuando Abascal se hizo con el control del partido sostenido por Denaes y con el altavoz de Hazte Oír.

Un importante cargo de una diócesis andaluza y sacerdote, que prefiere quedar en el anonimato, ve con «desconfian­za» la irrupción de este partido en el sentido de que «es más que evidente que la Iglesia no se puede identifica­r con ninguna opción política». Y añade: «A nivel de calle sí es cierto que a un grupo de católicos les parece bien la opción de Vox, porque creen que van a defender los intereses de la Iglesia, pero la mayoría sabe que ningún partido cumple el ideario cristiano. En los ámbitos eclesiales no he percibido yo una propaganda abierta de Vox ni a favor de Vox, por lo menos en mi provincia».

Reconoce que ha sido una sorprenden­te el resultado de este partido y ex-

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EFE/Rafa Alcaide El presidente de Vox, Santiago Abascal, aplaude

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