El adiós del emperador
El emperador de Japón, Akihito, ha dedicado las tres décadas de su mandato –que inició en 1989– a intentar construir puentes con las naciones que más sufrieron la brutalidad japonesa durante la II Guerra Mundial y a promover el pacifismo. En su último discurso, previo a la abdicación que se materializará en abril de 2019, ha pedido que esa triste historia no caiga en el olvido. Con él se ha consolidado la transición de una monarquía casi divina a otra parlamentaria. Pero a Akihito le preocupa la escalada militarista en la región y el discurso crecientemente nacionalista de su propio Gobierno.