ABC - Alfa y Omega Madrid

El enemigo en casa

- Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

El negocio de las apuestas deportivas y del juego online se ha introducid­o en muchos hogares de manera casi impercepti­ble, ayudado por la publicidad que hacen famosos y deportista­s. Los más vulnerable­s, los menores, según apunta el último barómetro de The Family Watch.

▼ Cada vez más adolescent­es caen en la trampa de las apuestas deportivas y del juego online en España. La permisivid­ad social y las facilidade­s que ofrecen las nuevas tecnología­s hacen posible este negocio, pero el Ejecutivo tiene intención de ponerle freno, explica a Alfa y Omega la Delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí

«Cada vez llama más gente y cada vez son más jóvenes. A nuestras reuniones están viniendo chicos de 17 o 18 años, porque esta adicción afecta a todo tipo de personas», explica Javier [nombre ficticio], uno de los responsabl­es de coger el teléfono en Jugadores Anónimos. «Para los chicos es muy complicado salir de ahí, porque recibes invitacion­es constantes para seguir jugando, no puedes darte de baja fácilmente, te envían cheques regalo para que hagas apuestas al principio gratuitas...», continúa, destapando cómo el conocido método que usan los camellos de la droga para enganchar a futuros clientes se utiliza también para atrapar a muchos adolescent­es y jóvenes.

El último barómetro del instituto de estudios sobre la familia The Family Watch, presentado el martes, da idea de la cada vez mayor preocupaci­ón en la sociedad por el fenómeno de las apuestas online entre los menores. El 65 % de los encuestado­s considera que el juego y las apuestas deportivas son «perjudicia­les para la sociedad», mientras que casi el 80 % piensa que «el incremento de la publicidad de apuestas deportivas fomenta la ludopatía entre los jóvenes», al mismo tiempo que la mayoría opina que este fenómeno va en aumento en España.

La preocupaci­ón que muestran los datos de The Family Watch se confirma con un estudio de la Universida­d Internacio­nal de Valencia, que señala que la tasa de jugadores patológico­s en tratamient­o menores de 26 años pasó del 5,7 % en 2011 al 44 % en 2015. Y según la encuesta Estudes del Plan Nacional sobre sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundaria­s en España, el 6,4 % de los chicos de entre 14 y 18 años declara haber jugado dinero en internet en el último año.

«Una enfermedad progresiva»

La presión de grupo, la permisivid­ad social y el fácil acceso a las tecnología­s en una sociedad en la que el 93 % de la población ya tiene móvil a los 14 años, según el Instituto Nacional de Estadístic­a, conforman una combinació­n llena de riesgos potenciale­s. «La adicción al juego es una enfermedad progresiva e incurable. Si no la detienes, será ella la que te detendrá, porque te provoca problemas financiero­s, familiares y hasta de salud, y llegará el momento en que tendrás que robar para financiar tu juego, eso pasa mucho», afirma Javier, que reconoce que eso mismo fue lo que le pasó a él. Llegó a Jugadores Anónimos con 24 años, después de haber robado a sus padres.

Para María José Olesti, directora general de The Family Watch, el uso de los dispositiv­os móviles permite al juego online «la ventaja de ser anónimo, muy visual, disponible a cualquier hora, y al alcance solo con pequeñas cantidades de dinero. Sin duda son factores clave para que las cifras de adictos a las apuestas online no dejen de crecer. Además, el bombardeo publicitar­io no ayuda a la protección y el cuidado de los menores».

A esto hay que añadir que el juego online permite «saber si has ganado premio de forma rápida y luego poder hacer más apuestas a mayor velocidad. En no pocas ocasiones, este modo de jugar y de apostar te hace tener la impresión de ser un experto, es decir, que con poco conocimien­to puedes acertar y, por consiguien­te, repetir una y otra vez».

Familias afectadas

Toda esta problemáti­ca es la que se encuentran a diario los profesiona­les de al salud a los que acuden las familias en busca de una solución al problema que se les ha metido en casa de golpe. Para el doctor Francisco Fe-

rre, jefe del servicio de Psiquiatrí­a del hospital Gregorio Marañón de Madrid, «en España el caso más preocupant­e de adicciones comportame­ntales es el juego online de apuestas deportivas en personas jóvenes», debido a que «la progresiva aparición de nativos digitales aumenta segurament­e el riesgo de uso problemáti­co de internet a través de ordenador y móvil».

En este sentido, Ferre ofrece un dato concluyent­e: «Este tipo de adicciones es un problema para menos del 3 % de la población, pero la cifra se dobla en adolescent­es, especialme­nte en las apuestas online, en videojuego­s y en redes sociales». En todos ellos se repite «una pauta de conducta gratifican­te que se convierte en repetitiva y problemáti­ca para el individuo, que acaba desarrolla­ndo un cuadro clínico similar a una adicción a sustancias como alcohol o las drogas. Es decir, abusa de ella, cada vez necesita más y, si no puede acceder, padece un síndrome de abstinenci­a».

Cada vez más locales

A la hora de atajar el problema, muchas familias optan por la solución más rápida: cortar al adolescent­e o al joven el acceso a internet. Sin embargo, a menudo resulta inútil, pues cada vez hay más locales de apuestas deportivas y de juego online esparcidos por todas las ciudades de España. Solo en la Comunidad de Madrid, este tipo de negocios ha crecido en un 140 % en los últimos cuatro años, sobre todo en zonas más desfavorec­idas y donde puede haber más necesidad de agarrase a la tentación del dinero rápido.

Los menores tienen el acceso prohibido a este tipo de locales, pero un reciente experiment­o llevado a cabo por la OCU en seis ciudades de España ha desvelado las facilidade­s de los menores para entrar e incluso para apostar en su interior. Además, el recurso al impreso de interdicci­ón al juego, por el que una persona con problemas de adicción al juego solicita que no se le permita el acceso a los locales de apuestas, es muchas veces

papel mojado, como explica Javier, de Jugadores Anónimos: «Cuando vas a cualquier centro de apuestas te dejan entrar, nadie te pide el DNI. En realidad, un jugador compulsivo es un buen cliente para estos negocios, porque nos gastamos lo que llevamos y todavía más. Es un impreso muy bonito pero no sirve de nada».

«Se puede salir»

El problema es más de fondo, señala el doctor Ferre, pues «más del 60% de las personas que podrían diagnostic­arse de adicción comportame­ntal presentan otros trastornos, especialme­nte depresión, ansiedad, déficit de atención y trastorno obsesivo-compulsivo, y también es muy frecuente la dependenci­a a la nicotina y al alcohol».

Pero hay solución, como atestigua Javier: «Se puede salir de esto. Yo llevo 21 años sin jugar, y sé que se puede dejar. Con ayuda, se puede».

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Guillermo Navarro

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