Dos semanas buscando comida
Cuando varias personas se acercaron al padre Iván Merino, agustino recoleto de la parroquia de María Inmaculada de Maracaibo, pidiéndole alimentos, el sacerdote propuso al grupo de jóvenes poner en marcha una olla comunitaria. «Solos no podríamos, pero con ARCORES sí», explica Eduardo Sogliani, que con 26 compatibiliza universidad, trabajo y la coordinación de un equipo de 50 personas, jóvenes y adultos a partes iguales. Cada 15 días, dan una comida a unas 200 personas.
Sueñan con poder hacerlo a diario. Pero de momento les cuesta incluso conseguir la materia prima cada 15 días. Durante dos semanas miran precios, piden donaciones a los pocos comercios que, «no queremos preguntar cómo», siguen siendo prósperos. «Alguna vez solo hemos dado sopa, porque no había carne en ninguna parte». Cuentan con pequeños donativos de los propios feligreses, que «dan lo que no tienen», y reservan la ayuda de ARCORES para emergencias y comprar utensilios.
Antes de la comida, se da una breve charla sobre valores y algunas nociones básicas de cristianismo. «La gente está agotada por la situación, hay mucha desesperanza, que lleva a la hostilidad y la delincuencia. Intentamos transmitir que si cada uno aporta buena ciudadanía, caridad y esperanza, contribuiremos a que el país mejore».