De vocaciones
Con 1.050 comidas repartidas cada día, el comedor de la Divina Providencia, de las Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús en Los Teques (Miranda) es la obra más grande de ARCORES Venezuela. Antes de entrar en la red, solo podían atender a la mitad de personas. «Se nos hacía muy difícil conseguir los alimentos. Ahora no nos vemos tan solas», explica madre Marelis, su responsable.
En su caso, reparten también comida sin preparar para varios días a personas que de lo contrario tendrían que hacer tres o cuatro horas de viaje cada día. Los niños reciben una ración especial de leche con cereales, y se da alimentación suplementaria a pequeños desnutridos. «Al empezar teníamos 100 de estos, pero todos han mejorado» y el servicio se ha extendido a los ingresados en un hospital cercano. La ayuda de ARCORES les ha permitido, por otro lado, abrir una casa para 40 menores abandonados, cuyos casos detectaron al repartir la comida.
En realidad, el convento de estas religiosas en Los Teques es la casa de formación de las novicias. «Pero por la realidad del país nos fuimos abriendo a atender a la gente –narra la superiora–. Muchas muchachas vienen a ayudarnos, y de entre ellas han surgido bastantes vocaciones, chicas que se entregan a Dios de forma muy hermosa y están alegres de trabajar por los demás todos los días de la semana».