Fe y vida 19
búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada». Los Magos de Oriente, que representan a todos los hombres de todos los tiempos, muestran que necesitamos ser amados, guiados y encontrados. Ese deseo les hace buscar y salir de sí mismos, hasta llegar a Belén, donde está y se encuentran con la Luz que es Jesús. Junto a Él nació y renació en ellos la alegría. Esa que nace cuando no nos encerramos en nuestros propios intereses y nos acercamos a los de los demás; cuando dejamos espacio para otros, entran los pobres, escuchamos la voz de Dios y gozamos con la alegría de sabernos amados, guiados y encontrados por Jesucristo. El entusiasmo por hacer el bien crece y nunca tenemos la tentación de la queja o del resentimiento que tantas fuerzas quita a nuestra vida.
2. Surgirán dificultades en el camino, pero vayamos al encuentro de Él. También los Magos de Oriente tuvieron dificultades: su encuentro con Herodes les hizo ver la sospecha en la que podemos vivir los unos con los otros, la incapacidad para respetar la libertad, el deseo de quitar la alegría de la salvación del corazón de los hombres… Esas dificultades nos hacen detenernos en otras luces que nos desilusionan, que nos hacen perder la alegría, y optar por lo que parece ser una Cuaresma sin Pascua. Es necesario despertar a la alegría de la fe, a la alegría de un Amor que nunca se agota, a la alegría de la ternura de Dios. Los Magos siguieron los rastros de la Luz y llegaron a ser plenamente humanos cuando permitieron que Dios los viese y le pusieron a sus pies todo lo que tenían. Comprobaron ante Él que siempre se puede renovar la vida.
3. El encuentro con el Señor muestra un antes y un después. Un antes de muerte: su camino los llevó a encontrarse con Herodes, que quería matar a Jesús. Y un después de vida que les hace volver por otro camino. En el encuentro con el Señor se llena nuestra vida de alegría que contagia todo lo que tenemos a nuestro alrededor. De ahí la necesidad de renovar el encuentro personal con Jesucristo o, mejor, de dejarnos encontrar por Él. Cuántas veces escucho: «Es que no lo encuentro». Y cuántas veces he dicho: «Déjate encontrar por Él». ¡Cuánto bien nos hace volver a Él cuando estamos perdidos! Los Magos de Oriente representan a tantos y tantos seres humanos que desconocen quiénes son de verdad y para qué están en este mundo. Fue su deseo profundo de Luz, de Verdad, de Vida, de encontrar un Camino, lo que los llevó a no detenerse y a seguir el dictado de su corazón, hasta que lo encontraron en Belén. Como decía el Papa Benedicto XVI, «se comienza a ser cristiano por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva».