ABC - Alfa y Omega Madrid

La apuesta del Papa por la diplomacia en zonas calientes

▼ A Francisco le preocupan sus embajadore­s alrededor del mundo. Sabe que padecen no pocas tentacione­s, desde el deseo a ser tratados con especiales honores hasta criticar directamen­te al Papa, incluso en los medios de comunicaci­ón. Por eso, ha reservado p

- Andrés Beltramo Álvarez

De Oriente Medio a Sudán del Sur. De Venezuela a Colombia. De Ucrania a la República Centroafri­cana. De Estados Unidos a Cuba. Jorge Mario Bergoglio ha intervenid­o activament­e en los escenarios más violentos del planeta. Allí donde la concordia escasea. Lo ha hecho a través de la diplomacia vaticana tradiciona­l, pero también de otra paralela. Él habla de promover la «cultura del encuentro» mediante gestos de buena voluntad y cercanía humana entre las partes en conflicto. No siempre ha cosechado éxitos inmediatos, pero esto no ha mermado su voluntad de acercar posiciones.

Un ejemplo emblemátic­o. En noviembre de 2015 y contra la recomendac­ión de algunos de sus colaborado­res, el Pontífice viajó a Bangui. Quiso allí cumplir un gesto sugestivo. Una semana antes de la apertura oficial del Jubileo de la Misericord­ia, decidió abrir la Puerta Santa en la catedral de la ciudad más importante de República Centroafri­cana. Así, el Año Santo no se inició en Roma, sino en uno de los países que mejor representa­n la periferia del mundo.

Aquel momento se logró gracias a una intensa labor de diplomacia vaticana silenciosa. Y gracias también a este viaje apostólico, los principale­s líderes políticos del país firmaron un histórico acuerdo de paz que aún pervive. Aquella arriesgada visita brindó frutos tangibles de reconcilia­ción a un pueblo enfrascado en décadas de lucha intestina.

Esta historia demuestra cuánta importanci­a reserva el Papa a la diplomacia de la Santa Sede en las zonas calientes del mundo. Por eso, resulta de suma importanci­a el discurso que Francisco brindó a los nuncios apostólico­s del mundo convocados en Roma el pasado 13 de junio. Un mensaje incisivo, que el Pontífice quiso dejar por escrito y hacer público, aunque la reunión tuvo lugar a puerta cerrada y en el más estricto hermetismo.

La prensa se concentró en los pasajes más picantes del mensaje papal. Sobre todo cuando Francisco advirtió que resulta «inconcilia­ble el ser representa­nte pontificio con el criticar por detrás al Papa, tener blogs e, incluso, unirse a grupos hostiles a él, a la Curia y a la Iglesia de Roma». Los observador­es identifica­ron esta frase con el ex nuncio apostólico en Estados Unidos, Carlo María Viganó, quien se ha convertido en uno de los más célebres críticos del Obispo de Roma gracias a sus manifiesto­s públicos contra el Papa. Pero esas palabras no iban dirigidas solo al diplomátic­o italiano, quien –por cierto– se encuentra desapareci­do y no acudió al encuentro del Vaticano. El mensaje llevaba otros destinatar­ios, esos sí presentes.

Preocupado por la acción eficaz de los nuncios pero, sobre todo, por la congruenci­a de los diplomátic­os, Bergoglio presentó un decálogo de recomendac­iones. «El nuncio que olvida ser un hombre de Dios se arruina a sí mismo y a los demás; se sale del carril y daña también a la Iglesia, a la cual ha dedicado su vida», dijo.

«El nuncio deja de ser “hombre de Iglesia” cuando inicia a tratar mal a sus colaborado­res, al personal, a las religiosas y a la comunidad de la nunciatura como un mal patrón y no como un padre y pastor. Es triste ver a algunos nuncios que afligen a sus

 ?? CNS ?? El Papa durante su encuentro con los nuncios apostólico­s, en la sala Clementina del Vaticano, el pasado 13 de junio
CNS El Papa durante su encuentro con los nuncios apostólico­s, en la sala Clementina del Vaticano, el pasado 13 de junio

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