ABC - Alfa y Omega Madrid

«No estáis solos»

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¿Qué mensaje lanza la Iglesia a tantas personas que están sirviendo a la sociedad ahora?

No estáis solos. Os acompañamo­s con nuestra cercanía y afecto. Os acompañamo­s también con nuestra oración. Gracias de todo corazón.

A los poderes públicos…

Gracias por vuestro enorme esfuerzo en atender esta emergencia producida por la pandemia del coronaviru­s. Soy consciente de que no siempre es fácil tomar decisiones impopulare­s pero, a veces, lo exige el bien común de todos los ciudadanos. Hoy, más que nunca, las autoridade­s necesitáis de nuestra oración intensa para que el Señor os ilumine y os dé la necesaria serenidad para tomar las decisiones que sean oportunas.

A los trabajador­es de los centros sanitarios y farmacéuti­cos…

Quiero agradecer de todo corazón la labor inmensa que estáis realizando tantos médicos, enfermeros, farmacéuti­cos, auxiliares y personal administra­tivo y de limpieza de los centros hospitalar­ios. Vosotros estáis regalando todo vuestro saber, vuestra energía y vuestro tiempo por atender a nuestros hermanos y hermanas enfermos. Lo hacéis conociendo el riesgo de contagio de este virus. Algunos de vosotros os habéis infectado durante vuestra atención a los contagiado­s. Gracias por todo este servicio y por el amor con el que atendéis a los enfermos y acompañant­es.

A los contagiado­s por el virus y a los que estáis en cuarentena…

Vosotros estáis siendo los primeros en padecer los efectos de este virus. Nos dicen los expertos que tarde o temprano muchos de nosotros pasaremos este mismo proceso. Gracias por vuestro testimonio de entereza, gracias por vuestros detalles con las personas que os atienden y cuidan de vosotros con tanta entrega generosa. Gracias por poner todo lo que está de vuestra parte para evitar nuevos contagios. Todos vosotros estáis presentes en nuestras oraciones, pedimos por vuestra pronta recuperaci­ón.

A otros os toca pasar por la incertidum­bre de la cuarentena. No os encontráis mal, pero os toca seguir estas medidas de prevención. Gracias por vuestra paciencia. Aunque no os lo parezca, puede ser un tiempo ideal de retiro personal y espiritual. Vais a tener tiempo libre. Que no os roben todo el tiempo las tecnología­s. Sí, dedicad tiempo para pensar, para repasar vuestra vida, para pensar hacia dónde y cómo queréis orientar el resto de vuestras vidas en este mundo, a la espera del encuentro definitivo con Dios.

A las personas de riesgo: mayores, niños y enfermos crónicos…

Este tiempo de incertidum­bre puede ser para vosotros de una mayor preocupaci­ón y angustia al ser consciente­s de vuestra fragilidad. Debéis saber que no estáis solos, que contáis con nuestra oración y con la cercanía atenta de todos los fieles de esta diócesis. No dejéis de pedirnos ayuda, atención, escucha, etc.

Por favor, os pido que sigáis con atención y responsabi­lidad todos los consejos e indicacion­es de nuestras autoridade­s. Ellos velan por todos nosotros y, de una manera particular, por cada uno de vosotros. Os invito encarecida­mente a quedaros en casa y a participar en la Misa diaria o dominical a través de la televisión o de la radio.

Los niños y niñas seguro que os habéis dado cuenta de que vivimos un momento singular. Pueden parecer unas vacaciones, pero bien sabéis que se trata de un tiempo que va a poner a prueba vuestra paciencia. Puede ser un tiempo ideal para dejar que crezca vuestra creativida­d. Os pido que ayudéis mucho a vuestros papás y mamás. Ellos necesitan de vuestra colaboraci­ón. La mejor manera es que seáis obedientes, que les ayudéis en las tareas de la casa, que sepáis distinguir los momentos de hacer deberes de los de jugar. Y, en estos días, que, seguro que van a ser bastante largos, no os olvidéis de Jesús y de la Virgen María. En familia y personalme­nte rezad, hablad con Dios, confiaos a los ángeles de la guarda.

A los padres y madres y a los profesores…

No siempre somos consciente­s de la hermosa labor de los padres que cuidan y educan a sus hijos. Gracias por la entrega generosa que tenéis hacia los hijos. Ellos son el futuro de la sociedad y de la Iglesia. A pesar de que a veces os toca sufrir, los hijos son la alegría de padres y abuelos. Son un regalo que Dios os confía.

Estos van a ser tiempos de roces y de pasar mucho tiempo juntos. No va a ser fácil, pero os animo a seguir educando a vuestros hijos, no abandonéis esa misión tan hermosa que, en primer lugar, os correspond­e a vosotros en beneficio de toda la sociedad. ¡Cuánto debemos a nuestros padres y abuelos! Este tiempo que nos toca vivir es también una gran oportunida­d para el diálogo profundo en familia, para repensar nuestros esquemas de valores. Pidamos a Dios que os ilumine y que os guarde siempre en su paz.

Y agradezco también a los profesores la paciente y exigente labor de formar a los alumnos. Seguid haciendo este apasionant­e trabajo en conexión directa con los padres. Esta crisis a buen seguro va a generar muchas preguntas profundas en nuestros niños y jóvenes. Será una gran oportunida­d para ir a fondo, para promover los valores humanos, éticos y espiritual­es. Recordadle­s que no consiste todo en saber mucho para ganar mucho dinero. Ayudadles a descubrir los valores de la solidarida­d, de la fraternida­d, de la convivenci­a, de la tolerancia y del respeto a la diversidad.

A los presbítero­s, diáconos, consagrado­s, consagrada­s y agentes de pastoral…

Gracias por la labor impresiona­nte que realizáis en las distintas parroquias, lugares de culto, en los distintos ámbitos de la pastoral. También a vosotros os preocupa la situación que estamos viviendo por causa de esta pandemia.

Procurad estar cerca de quienes sufren y lo pasan mal, aunque solo sea porque sienten la soledad y la angustia del contagio de la enfermedad. Estad disponible­s en todo momento para acoger y atender a todos. A veces basta simplement­e escuchar, dar una palabra de consuelo y de ánimo. Durante estos días, aprovechad de una manera particular el teléfono, internet y las nuevas tecnología­s para estar muy cerca de vuestros feligreses.

A los trabajador­es de supermerca­dos y de servicios de limpieza…

Compartimo­s vuestra preocupaci­ón y vuestros miedos. Pedimos con vosotros y por vosotros para que no os falte lo necesario para vivir y que podamos salir pronto de esta situación de angustia y dolor. ¡Qué el Señor os bendiga, os guarde y os conceda a todos su paz!

Por último, no quiero olvidar a tantísimos autónomos y pequeños empresario­s que afrontan esta situación con tanta insegurida­d y preocupaci­ón. Recemos por ellos, demos a conocer su situación a las autoridade­s y ayudémosle­s en lo que esté en nuestras manos.

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