Así da el Papa protagonismo a los jóvenes en el Vaticano
Brenda Noriega es una de los 20 jóvenes que forman el Órgano Consultivo Internacional de los Jóvenes creado por el Papa en noviembre de 2019: «Nosotros somos la prueba de que Francisco escucha e involucra a los jóvenes».
El Papa fue recibido como una auténtica estrella en el Campus de la Misericordia de Cracovia (Polonia) por cerca de un millón de jóvenes que esperaron bajo la lluvia llenos de ilusión para participar en la ceremonia de clausura de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud. Era la última cita de uno de los viajes más especiales de su pontificado: «No hemos venido al mundo a vegetar, sino a dejar huella», clamó en un discurso inspirador ante la multitud de peregrinos que vibraba con cada nota de su canto a la libertad. Francisco acababa de plantar la primera semilla para una Iglesia con rostro milenario, pero llena de vitalidad, que florecería dos años después en la celebración del Sínodo de los Jóvenes. De aquella reunión eclesial de alto nivel quedó claro que los jóvenes son el ahora de Dios. Esa convicción tomó forma en el Órgano Consultivo Internacional de los Jóvenes, que vio la luz en noviembre de 2019; una comisión formada por 20 jóvenes católicos de todos los rincones del planeta que depende del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
Una de ellos es Brenda Noriega, que en junio de 2019 representó a su país, Estados Unidos, en el Foro Internacional de Jóvenes con la misión de promover la implementación de la exhortación apostólica Christus vivit con la que el Papa quiere abrir las puertas de la Iglesia a aquellos que no asumen sus enseñanzas y acercarles el Evangelio. El Papa sabe que son muchos los jóvenes, procedentes sobre todo de áreas muy secularizadas, que no tienen a la Iglesia como un interlocutor significativo para su existencia, o que incluso sienten su presencia como fastidiosa o irritante. Por eso, uno de los cometidos del grupo es «promover las acciones de la Iglesia y todo lo que tiene
«Queremos ser un modelo de sinodalidad», afirma Brenda Noriega, una de los 20 jóvenes que forman parte del Órgano Consultivo Internacional de los Jóvenes creado por el Papa en noviembre de 2019
para ofrecer», ayudándose de los medios de comunicación social: «No se trata de ocultar las cosas negativas, como los abusos sexuales o los escándalos financieros, porque creemos que esa falta de transparencia ha sido una de las causas que ha alejado a muchos jóvenes». Lo que buscan es «compartir nuestras bellísimas experiencias en la Iglesia. Somos jóvenes normales, no bichos raros y gracias a Cristo hemos hecho cambios radicales que han mejorado nuestra vida y la de los que están a nuestro alrededor», explica Noriega. «También queremos hacer llegar a todos los jóvenes del mundo la belleza que existe en las grandes causas que lidera nuestra Iglesia, como el medio ambiente o la atención a los más desfavorecidos».
Citas a las cinco de la mañana
La pandemia ha impedido que tengan reuniones físicas, pero la tecnología ha facilitado las cosas. «Hemos tenido cuatro reuniones oficiales con el dicasterio y, además, nosotros nos hemos reunido una vez al mes durante todo el año pasado». Además, «tenemos un grupo de WhatsApp general, y cuando hablamos de proyectos concretos nos dividimos por idiomas. Cada semana comentamos la realidad de nuestros países y nos pedimos oración unos a otros», destaca la joven estadounidense que, por la zona geográfica en la que se encuentra, tiene que despertarse a las 5:00 horas para poder seguir las reuniones por Zoom que se celebran en horario de Roma.
Hasta ahora han apurado la parte más técnica del organismo. Han definido su estructura y establecido la metodología de trabajo que guiará su papel consultivo y propositivo hacia el dicasterio: «Este año 2021 comenzaremos a tratar temas específicos. Pero como representación de los jóvenes católicos, nos hemos ofrecido a otras oficinas dentro del Dicasterio de Laicos, Familia y Vida del Vaticano para ayudarles con algún proyecto». Al principio Brenda no las tenía todas consigo, por eso le sorprendió «la rapidez con la que se despejó la creación de este organismo». «Sabemos que la Iglesia se mueve lentamente, pero Dios tiene estas formas lindas para sorprendernos», añade. Además, destaca que se trata de un ente completamente nuevo en la rígida arquitectura del Vaticano. «No había precedentes, pero en vez de imponernos las reglas de funcionamiento, nos han dado total libertad para ir haciendo. Nos han incluido en la respuesta y esto es precisamente lo que el Papa quiere de la Iglesia: que se escuche la voz de los jóvenes», manifiesta con convicción.
Estos jóvenes no quieren que otros decidan por ellos. Se sienten protagonistas del cambio. Ha sido el propio Papa quien les ha dado la oportunidad para hacerlo desde la primera línea. «No es cierto que la Iglesia esté formada solo por curas y monjas. Nosotros somos la prueba de que Francisco escucha e involucra a los jóvenes», sostiene. Brenda tiene claro que ayudar a la Iglesia es «mirar hacia el futuro» y «eso es lo que este cuerpo consultivo significa». Su receta para una Iglesia más inclusiva es clara: «Es hora de que la voz de los jóvenes sea tenida en cuenta en todos los niveles: en la parroquia, en la toma de decisiones de las oficinas del episcopado, en las oficinas eclesiásticas regionales…».