ABC - Alfa y Omega Madrid

El sueño que marcó el destino del pequeño Juan

Generacion­es de jóvenes en todo el mundo han bebido del particular estilo que imprimió Don Bosco a los salesianos: una educación basada en la amabilidad y una piedad asentada en la alegría

- Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo Madrid

Con tan solo 9 años, un sueño marcará la vida del pequeño Juan Bosco, hijo de un campesino piamontés y de una mujer analfabeta que le enseñó las primeras oraciones. En ese sueño aparecían algunos niños que decían malas palabras «y yo me lancé hacia ellos golpeándol­es con mis puños», contaría Don Bosco años más tarde. «Entonces apareció un personaje que me dijo: “No con puños, sino con amabilidad, vencerás a estos muchachos”». En aquel momento no entendió nada, pero generacion­es de jóvenes han comprobado hasta el día de hoy la infalibili­dad de aquellas palabras.

Nacido en 1815 en un caserío cerca de Turín, Don Bosco se pagó los estudios del seminario trabajando en diversos oficios. En 1841, ya sacerdote, fue nombrado capellán de la cárcel. Allí vio cómo acababan muchos de aquellos niños que vagabundea­ban por las calles de la gran ciudad. «Tengo que hacer lo que sea para evitar que encierren a chicos tan jóvenes», decía.

Y lo hizo. Antes de que acabara el año ya había acogido en su casa a nueve chicos de la calle, y seis meses después a 80. Poco a poco se formó en torno a él lo que más tarde sería la Sociedad de San Francisco de Sales, hoy conocidos como los salesianos. El nombre no fue elegido al azar, pues en aquellos años de fuerte influencia jansenista, inclinada al rigorismo y a las mortificac­iones excesivas, Don Bosco encontró en el santo patrón de los comunicado­res una espiritual­idad amable y tierna, afín a su modo de orientar a los jóvenes.

«Él le dio una vuelta al mundo de la educación incluyendo elementos de cultura popular, como el teatro, el deporte, los trucos de magia o la música», explica Javier Valiente, responsabl­e de comunicaci­ón de los salesianos en España. A todo ello unió «una espiritual­idad de lo cotidiano que engancha mucho a los jóvenes, un espíritu de familia, un sentido de alegría». Su discípulo santo Domingo Savio decía: «Hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres; eso «lo había mamado de Don Bosco e hizo que muchos discípulos de su escuela fueran después santos canonizado­s por la Iglesia».

Don Bosco fue pionero también en todo lo relacionad­o con la formación profesiona­l: organizó talleres de sastrería, encuaderna­ción, imprenta o zapatería. «No existía entonces nada parecido a este tipo de enseñanza», dice Valiente. De hecho, el primer contrato de aprendiz de un oficio que se firmó en la historia lo impulsó Don Bosco en 1851.

Nunca le faltaron incomprens­iones, y sufrió persecucio­nes e incluso atentados por su labor con los chicos de la calle, pero «él veía siempre lo positivo y confiaba en la Providenci­a», detalla el responsabl­e de comunicaci­ón. Después de toda una vida ofreciendo amor y letras a los jóvenes, murió un 31 de enero, fecha en la que le recuerda la liturgia, diciendo a sus muchachos: «Quereos como hermanos, haced el bien a todos. Os espero en el Paraíso».

San Juan Bosco

 ?? CNS ?? 3 La figura de Don Bosco había sido tan decisiva que fue canonizado un Domingo de Resurrecci­ón, algo que nunca antes se había hecho. 1 La espiritual­idad salesiana debe mucho a los consejos de Mamá Margarita.
CNS 3 La figura de Don Bosco había sido tan decisiva que fue canonizado un Domingo de Resurrecci­ón, algo que nunca antes se había hecho. 1 La espiritual­idad salesiana debe mucho a los consejos de Mamá Margarita.
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