ABC - Alfa y Omega Madrid

«La transición en Sudán es un tiempo de esperanza, pero también de desafíos»

ENTREVISTA / El español, nuncio en Sudán desde septiembre, asegura que el optimismo de los dos últimos años, tras el fin de 30 años de dictadura islamista, empieza a mermar

- María Martínez López / @ missymml Madrid

¿Cuáles han sido sus primeras impresione­s sobre el pueblo sudanés?

—La gente es humilde, cordial y muy sufrida. Es un pueblo muy religioso, mayoritari­amente musulmán, pero no radical ni fanático, sino tolerante y en general bastante respetuoso. Confieso que las primeras veces que caminaba por la calle ocultaba con la mano la cruz pectoral por miedo. Estaba equivocado.

Los musulmanes son sunitas cercanos al sufismo y, por tanto, abiertos y respetuoso­s. Lo cual contrasta con la cerrazón del depuesto régimen militar del expresiden­te Omar al Bashir, que adoptó el islamismo como arma política.

¿Cómo vive la pequeña Iglesia local?

—Como en Sudán los católicos no superan el millón y medio y las diócesis son pocas, resulta fácil y gratifican­te estar en continuo contacto con los obispos del país y poder además conocer personalme­nte y apreciar el trabajo de los sacerdotes locales, de los misioneros, de los religiosos y de los fieles, que en su mayoría son muy pobres y casi todos proceden del actual Sudán del Sur y de los montes Nuba.

Su primer año en el país ha resultado muy interesant­e: abolición de leyes represivas contra la mujer, despenaliz­ación de la apostasía, salida de la lista de estados promotores del terrorismo para Estados Unidos y anuncio de la separación de religión y Estado. ¿Cómo han recibido estos cambios la sociedad y los cristianos?

—Es el inicio de una nueva etapa. Un tiempo de transición y, por tanto, de esperanza, pero también de grandes desafíos y riesgos. La juventud tiene sed de libertad, de justicia y de progre

so. Se van dando pasos positivos, pero la prudencia indica que es necesario ir despacio. No se puede cancelar en poco tiempo la mentalidad que ha dominado oficialmen­te el país durante los casi 30 años del régimen militar. En general los cristianos sienten que hay más libertad, lo aprecian y lo agradecen, aunque son consciente­s de que todavía el camino es largo. Mis encuentros con las autoridade­s han sido muy cordiales y he podido comprobar la voluntad clara de avanzar.

¿Es generaliza­do el optimismo, o hay conatos de resistenci­a por parte del régimen anterior o el fundamenta­lismo islamista?

—El optimismo ha sido el sentimient­o generaliza­do los dos últimos años. Sin embargo, lo hacen mermar y están causando un profundo malestar la tremenda crisis económica unida a los efectos impopulare­s de las reformas estructura­les y de la medidas económicas adoptadas por el Gobierno de transición. Son reformas y medidas drásticas que los organismos internacio­nales consideran necesarias para sanear una economía destrozada y disfuncion­al, pero cuyos resultados positivos todavía no llegan a la población. Los precios no paran de aumentar mientras los salarios se estancan.

Creo que la comunidad internacio­nal quiere de verdad ayudar a Sudán en su transición. Me parece que lo considera como un reto, para mostrar que en esta región africana marcada por la inestabili­dad y el autoritari­smo es posible que un país viva en paz, libertad y progreso. Y además se espera que el ejemplo de Sudán se pueda contagiar. Ha sido esperanzad­ora la celebració­n en mayo de una conferenci­a internacio­nal para aliviar la deuda sudanesa. También la reciente decisión del Fondo Monetario Internacio­nal y del Banco Mundial de cancelar 19.800 millones de los 50.550 millones de euros de esa deuda.

¿Los cambios que se están produciend­o pueden impulsar el diálogo interrelig­ioso?

—Hay que aprovechar esta nueva etapa para avanzar. Todavía queda mucho por hacer. La nunciatura quiere promover el diálogo entre cristianos y musulmanes, que ya se da de forma natural y espontánea pero que aún no ha llegado del todo a los ámbitos intelectua­les, culturales y académicos. Segurament­e el hecho de que la Iglesia católica y otras confesione­s cristianas no gocen de plena personalid­ad jurídica lo dificulta.

¿Cómo ha afectado al país el conflicto en Tigray, en la vecina Etiopía?

—Alrededor de 67.000 etíopes han atravesado la frontera sudanesa buscando protección. Esto ha provocado una crisis humanitari­a a gran escala, que ha llevado al Gobierno a pedir la intervenci­ón urgente de los organismos internacio­nales. No hay que olvidar que, además de estos, Sudán acoge a cientos de miles de refugiados. A todo esto se ha sumado en los últimos meses un repunte de la violencia tribal en Darfur, que ha causado más de 130.000 desplazado­s.

Entrevista ampliada en alfayomega.es

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 ?? CEDIDA POR LUIS MIGUEL MUÑOZ CÁRDABA ?? El nuncio, en la casa de las Hermanas Salesianas de Jartum, el 21 de febrero.
CEDIDA POR LUIS MIGUEL MUÑOZ CÁRDABA El nuncio, en la casa de las Hermanas Salesianas de Jartum, el 21 de febrero.
 ?? AFP / ASHRAF SHAZLY ?? Manifestac­ión contra el Gobierno el 30 de junio.
AFP / ASHRAF SHAZLY Manifestac­ión contra el Gobierno el 30 de junio.
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Gobierno:
El Consejo Soberano de Sudán, una junta cívicomili­tar, ejerce el poder desde agosto de 2019 hasta las elecciones de 2022
Sudán Población: 46,8 millones Capital: Jartum Religión: 97 % musulmanes, 1,5 % cristianos Gobierno: El Consejo Soberano de Sudán, una junta cívicomili­tar, ejerce el poder desde agosto de 2019 hasta las elecciones de 2022

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