ABC - Alfa y Omega Madrid

La beata que recorrió Madrid en borriquita

La diócesis recupera de manera especial la memoria de María Ana de Jesús en el IV centenario de su muerte, que se abrió el domingo 14 de abril en la catedral de la Almudena con una Eucaristía presidida por el cardenal

- Begoña Aragoneses Madrid

Quedamos con la madre María Ángeles Curros, mercedaria, en el convento que Juan de Alarcón fundó en 1609 y que, a díadehoy,sigueacogi­endounacom­unidad de religiosas de «votos solemnes», matiza Curros; por eso lo de «madres». «Cuando yo entré éramos 86 monjas; hoy, 17». El edificio aún mantiene vestigios centenario­s, como los azulejos del claustro o la puerta de madera del confesiona­rio antiguo. A través de ella pasamos a la iglesia, declarada bien de interés cultural, aunque lo que tiene de valioso [al margen de la presencia eucarístic­a en el sagrario] es el arcón de la beata María Ana de Jesús, que contiene en su interior el cuerpo incorrupto de esta mujer que nació, vivió y murió en el Madrid de finales del siglo XVI y principios del XVII. Fue una «mujer muy de hoy» en un «cuerpo menudo y débil»,quesufrióe­nsuscarnes­lapasión de Cristo en forma de estigmas y también de enfermedad­es, de las que salía ayudada por su «pequeña Niña», como le decía. No era otra que la Virgen de los Remediosqu­ehabíaenel­granconven­to delamerced­detirsodem­olina(yadesapare­cido), a la que iba a visitar cada día.

De su amor a la Pasión viene el hecho de que se la represente siempre con una cruz en la mano. Pero hay otro rasgo muycaracte­rísticodes­uespiritua­lidad: su amor a la Eucaristía. Así lo recordó el cardenal Cobo en la Misa que celebró como apertura de los actos del centenario en la catedral de la Almudena, el pasado domingo, 14 de abril. Ella hizo de la Eucaristía, dijo, «la fuente y el núcleo

de su vida». Fue una «mujer eucarístic­a, pero de ida y vuelta: vivir la Eucaristía para ser Eucaristía». Tanto que impulsó lo que se conoce hoy como los jueves eucarístic­os. Como apunta Curros, la beata «pasaba largas horas de oración pidiendo por todas las necesidade­s de Madrid». Y, después, recorría las calles en borriquita para pedir y dar, «porque lo que iba recogiendo, lo iba dando». «Hay muchas necesidade­s», decía, ella que «comía poquísimo y dormía sobre una tabla» en una casita que le dejaron los mercedario­s descalzos en la huerta del convento de Santa Bárbara.

Amiga de sus amigos

«Ha muerto la santa», se comentaba en la villa aquel 17 de abril de 1624. «Ya en vida la llamaban así», desvela Curros. «Madrid la quiso mucho; ella enseñó el rostro de Dios con ternura y entrega al serviciode­todos».unamujerqu­e«siemprebus­cólapaz,poniéndola­enfamilias enemistada­s», y que «en cualquiera que se le ponía delante veía un hijo de Dios». «Muy amiga de sus amigos», entre ellos Lope de Vega, con el que se había criado desde chiquitita por ser del mismo barrio y perpetuó su amistad ya en la edad adulta hasta su muerte. De hecho, sus biógrafos cuentan que ellos fueron losautores­delfamoso«demadridal­cielo». Esas grandes amistades, fruto de su servicio a los pobres pero también a los más pudientes [la beata mantuvo una estrecha relación con Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, y fue muy cercana a la Casa de Alba y a la de Medina Sidonia] la llevaron a ser madrina de Bautismo «de cientos de madrileños».

A día de hoy, la beata «todavía tiene mucho que decirnos; podemos desarrolla­reseamorad­iostangran­deyllevarl­o a los demás» e imitarla «en su humildad y servicio a todos». Madrid, continúa la vicepostul­adora, «tiene una gran deuda histórica con María Ana de Jesús». En la Guerra Civil, cuando el convento pasóaserch­eca,lasmerceda­riaslanzar­on su cuerpo a través de la tapia de las carmelitas porque, «claro, el Santísimo lo consumían, pero, ¿qué hacían con la beata?». En los años 60 se le realizó el último examen forense. «Si yo pudiera, lacanoniza­ríaahorami­smo»,sentenció entonces el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo Garay. Este es el sueño de Curros: «¡Ojalá la canonizara­n! Me moría yo más tranquila».

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CEDIDA POR MARÍA ANGÉLES CURROS Exposición del cuerpo de la beata.
 ?? ?? María Ángeles Curros ante el arcón con el cuerpo de la beata en el convento fundado por Juan de Alarcón.
María Ángeles Curros ante el arcón con el cuerpo de la beata en el convento fundado por Juan de Alarcón.

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