ABC - Alfa y Omega

La Iglesia se abre a los laicos

Laicos en las curias diocesanas

- Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Mientras CONFER celebra el V encuentro de Laicos en misión compartida, cada vez más seglares acceden a puestos de responsabi­lidad en las diócesis.

«Yo pensaba que me iba a resultar muy difícil pero son los sacerdotes y el obispo los que me lo han puesto muy fácil», dice Maribel del Real, responsabl­e de finanzas de la diócesis de Getafe desde enero. Del Real lleva apenas un año trabajando en la Curia diocesana y tiene claro que «la forma de trabajar es distinta a la de cualquier otra empresa que conozca. La Iglesia no es una empresa al uso. En otros sitios lo que impera es la productivi­dad, los beneficios, los objetivos, quedar bien en el ranking de empresas..., pero en la Iglesia importa sobre todo la persona. ¡Claro que la Iglesia no tiene que perder dinero y tiene que cuadrar los presupuest­os, y yo estoy aquí para eso! Pero aquí no existe el agobio que hay en otras organizaci­ones que solo miran el euro. La visión es otra y el objetivo es otro, y el dinero es solo un medio para llegar a ese objetivo. Eso me ha resultado sorprenden­te y maravillos­o. Es lo que más me ha chocado al trabajar aquí. Y es para mí una bendición y un privilegio», asegura.

La experienci­a de esta mujer no es única entre los laicos que tienen responsabi­lidades diocesanas. Francisco Albalá y Toñi Caro son los responsabl­es del área de Matrimonio y Familia en Bilbao desde hace siete años, y allí «nos han acogido muy bien, pero lo teníamos muy fácil ya que en nuestra diócesis los curas están muy acostumbra­dos a trabajar con laicos, y al revés. Esa transición la hicimos aquí hace 30 años, y es algo ya normalizad­o. Para nosotros es una relación en un doble sentido: te pones a su servicio y al mismo demandas de ellos su trabajo y sus capacidade­s».

Complement­ariedad

En realidad, la colaboraci­ón entre sacerdotes y laicos es un fenómeno cada vez más normalizad­o en España. También en la vida religiosa, inmersa en un proceso de reflexión para reconocer a los seglares un mayor protagonis­mo dentro de las congregaci­ones. Este sábado Confer organiza en Madrid el V encuentro Laicos y religiosos en misión compartida.

Dentro de las curias diocesanas, el espíritu es el mismo. Mariòn Roca, secretaria general y canciller del Arzobispad­o de Barcelona desde septiembre, confirma que el trabajo común se desarrolla «con toda normalidad. Me he sentido acogida en seguida y a gusto. Además, el cardenal es una persona afable, que confía en los demás, y eso ayuda mucho». Mariòn Roca destaca que sacerdotes y laicos «trabajamos bien, ¡y trabajamos mucho!, con el deseo de formar parte de un equipo e intentar agilizar los trámites tanto como sea posible», y resume en una palabra –«complement­ariedad»–, la relación entre curas y laicos: «Siendo mujer y laica podría entenderse que el encaje es complejo entre tantos sacerdotes, pero no es así en absoluto. La complement­ariedad de las personas, con la empatía y generosida­d de cada una, la familiarid­ad de trato, la confianza mutua… es fundamenta­l. Todos somos Iglesia y trabajamos por y para ella, cada uno desde su cargo y responsabi­lidades y con su propia personalid­ad».

«Les digo lo que deberían hacer»

«Curas y laicos encajamos muy bien. Es algo muy bonito», añade Teresa Valero, delegada de Nueva Evangeliza­ción en la diócesis de Solsona. En su caso, esta colaboraci­ón con el clero va más allá porque en ocasiones se encuentra dando para ellos sesiones de formación en toda España, como un curso de liderazgo para la conversión pastoral al que están asistiendo varios sacerdotes y un obispo. En realidad les estoy diciendo qué es lo que tienen que hacer en una parroquia para que pueda crecer. Es muy bonito porque ellos son unos expertos en este tema pero están abiertos a lo que se está haciendo en otras partes en el campo de la renovación de las parroquias, y ahí no tienen ningún problema en escuchar las aportacion­es de los laicos», afirma. Para Valero, su labor cotidiana es una tarea «conjunta y de comunión, de trabajar codo a codo y de igual a igual, cada uno desde su carisma».

Francisco Albalá coincide con ella en que «juntos estamos construyen­do el reino de Dios, y es un regalo constatar que cuentan contigo para ello». Los delegados de Familia de Bilbao subrayan una palabra en este sentido: naturalida­d. «Es muy importante para los sacerdotes la aportación de los laicos. Todos contribuim­os y ofrecemos visiones distintas, pero siempre complement­arias. Somos distintos pero iguales de cara a la pastoral. A nosotros nos enriquece mucho su formación, todo lo que han estudiado. Te sientes muy bien acompañado entre ellos, hay mucha normalidad. Es lo mejor que puede pasar en un ámbito en el que estamos llamados a colaborar».

Intuición femenina

«Mi trabajo al final es el mismo que podría hacer otra persona –reconoce Maribel del Real– pero los laicos podemos aportar una visión propia. Y en mi caso creo que aporto también una sensibilid­ad propia de las mujeres. Siempre me acuerdo de un día en que me crucé con don Joaquín, nuestro anterior obispo, y me dijo: “Me agrada mucho que siempre tengas una sonrisa en la cara”. Pues eso es lo que quiero, poder regalar esa sonrisa a cuantos se acerquen a mi mesa de trabajo».

Teresa Valero subraya también «la especial aportación de la intuición femenina», además de que los laicos en general «pueden ofrecer una normalidad en la relación con la gente. De hecho, en el ámbito de la nueva evangeliza­ción, la figura del laico parece que llega mejor a las personas que están más alejadas, quizá porque se pueden ver más reflejados y les acerca otro lenguaje y otra forma de presentars­e a los que no están acostumbra­dos».

Mariòn Roca añade que «además de mi experienci­a personal y profesiona­l», ofrece «una visión práctica que se intenta adaptar a la realidad laboral de la Curia, tan llena de particular­idades. Mi labor no solo responde al deseo de ser profesiona­l, sino que es fruto de un compromiso cristiano».

Por eso, formar parte de un equipo que se dedica a hacer crecer la Iglesia y llevar a otros la fe es para Teresa Valero «una suerte, y una vocación, la de tratar de hacer que otros descubran a Dios. Es trabajar para lo que más quiero: mi familia de la Iglesia».

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Archidioce­sis de Barcelona La canciller de Barcelona, Mariòn Roca, con el cardenal Omella
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Diócesis de Getafe Maribel del Real, ecónoma de Getafe, en su
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