En el corazón de África y de Juan José Aguirre
En 10 días monseñor Juan José Aguirre volverá a Bangassou, en República Centroafricana, de donde tuvo que salir hace mes y medio por indicación de los cascos azules que están desplegados en su diócesis. «Me recomendaron salir del país después del ataque a mi vicario general», asegura el obispo a Alfa y Omega. El sacerdote fue atacado a machetazos y salvó la vida de milagro después de desviar con sus manos el puñal. «En vez de rebanarle el cuello, la última puñalada le entró por la barbilla y se quedó cerca de la yugular», explica monseñor Aguirre. Con su salida, el prelado cordobés también ha mitigado la otra amenaza de muerte que se cierne sobre él: su maltrecho corazón, que ante esta situación ha sufrido tres infartos y al que han tenido que colocar nueve estent. También la llegada de un obispo auxiliar, el español Jesús Ruiz Molina, ha supuesto «un balón de oxígeno» para el corazón de Aguirre.
Gran parte de las preocupaciones actuales de Juanjo se deben a la situación que se vive en el seminario, donde acoge desde mayo a cerca de 2.000 musulmanes amenazados de muerte por la milicia criminal radical antibalaka. El obispo ha hecho de escudo humano y les ha salvado la vida. Ahora, el perímetro está custodiado por los cascos azules marroquíes. Pero «la desesperación» por los diez meses de encierro ha provocado la radicalización de un grupo de 100 musulmanes cobijados en el seminario. «Eran la flor y nata de Bangassou y ahora viven de la caridad. Están desesperados y lo pagan con los que tienen más cerca, que somos nosotros. Nos atacan a menudo. En septiembre nos quemaron 15 motos, nos rompieron los coches, arrasaron con los almacenes». También las mujeres están desesperadas, pero por falta de comida. Les ha llevado a «vender su cuerpo a algunos cascos azules a cambio de comida. Los soldados han dejado embarazadas a algunas mujeres del seminario e incluso a niñas, y eso es un crimen contra la humanidad», asevera.
El seminario está asediado por los antibalaka, pero en la diócesis de Juanjo también opera la milicia yihadista seleka y está cercada por otros tres grupos islamistas radicales. «Su objetivo es llegar a Bangassou y, con apoyo de Arabia Saudí, crear un nuevo país musulmán independiente. Quieren tener 1.000 km. de frontera con el Congo, verdadero objetivo de los terroristas para controlar los abundantes recursos minerales de manganeso, cobre o coltán del país vecino», explica.