«El patriarcado no es tradición católica»
Fernando Vidal: Hay una responsabilidad en la Iglesia por haber legitimado la hiperpatriarcalización del hombre en el siglo XIX, que llega todavía hasta hoy. Debemos reconocernos en una tradición en la que Adán no tiene autoridad para castigar a Caín. En el Cantar de los Cantares, la relación de pareja es plenamente igualitaria. E históricamente se produce una ruptura del cristianismo con el paterfamilias romano, que hasta entonces podía matar a su hijo a su arbitrio, y a la mujer, si había sido adúltera. Yo preguntaría al mundo católico: ¿dónde encontramos en nuestra sabiduría fundacional ese patriarcalismo?
Ritxar Bacete: Yo apelaría a los hombres cristianos a que se pregunten si se consideran hombres justos. Y si puede ser justo quien no asume la parte que le corresponde de los cuidados. Creo que es bueno que nos preguntáramos todos si cuidamos a los demás tanto como nos cuidan o nos han cuidado. Ha llegado además un momento en el que las mujeres trabajan como nosotros en el ámbito público, y sin embargo nos hemos quedado descolgados en el cuidado de nuestras parejas. Si en la balanza comercial entre dos países uno diera continuamente sin recibir nada, se arruinaría. Muchas familias se van a la ruina porque no hay una implicación equitativa por parte de muchos de nosotros. Yo reivindicaría aquí esa figura del san José de Murillo, tierno, cuidador, presente... Hay figuras muy interesantes en la tradición católica que deberíamos rescatar.
FV: Lo que pasa es que la Iglesia, para descubrir esa tradición, debe depurar esa mentalidad funcionalista, muy decimonónica, según la cual la familia está al servicio de otros intereses, al servicio de la producción y la reproducción, con la propia Iglesia pidiéndoles a las familias cosas en función de intereses que le son ajenos.
¿Esa idea de que el número de hijos termina la dignidad de la familia?
FV: Por ejemplo. Esto es terrible. El Papa Francisco ha sido muy claro, y también ha dicho que el patriarcalismo no es tradición católica. A mí me parece que, o la Iglesia está en la primera línea de las buenas luchas, o va a ser complicado que pueda comprender lo que su tradición tiene que aportar a la paternidad hoy.