ABC - Alfa y Omega

Hermano Alois: «Tengamos la osadía de confiar en el Espíritu»

- María Martínez López

Entre los invitados a la visita del Papa Francisco al Consejo Mundial de las Iglesias este jueves está el hermano Alois, prior de la Comunidad ecuménica de Taizé. Esta visita, que sigue a las de Pablo VI en 1969 y Juan Pablo II en 1984, «enfatiza el carácter irreversib­le del compromiso de la Iglesia católica» con el ecumenismo desde el Vaticano II, asegura, y es «un nuevo hito en una serie de poderosos gestos ecuménicos» de Francisco: los signos de amistad con el patriarca Bartolomé, su encuentro «sin precedente­s» con el patriarca Cirilo de Moscú, y su visita a Lund.

Al Consejo Mundial de las Iglesias pertenecen 348 iglesias y comunidade­s eclesiales que representa­n a 500 millones de cristianos. La Iglesia católica no está entre ellas, pero sí es miembro –recuerda el hermano Alois en entrevista a Alfa y Omega –de un organismo «esencial» del CMI: el departamen­to de Fe y Orden, que «ha hecho un trabajo excepciona­l sobre la unidad». El sucesor del hermano Roger valora positivame­nte la labor del consejo para «unir a las iglesias en pro de la justicia y la paz». Sin embargo, recuerda que «las dificultad­es de comprensió­n teológica no pueden hacer que perdamos de vista la meta principal»: la unidad plena. Para ello, pide «un empeño teológico que tenga la osadía de confiar en el Espíritu Santo».

Intercambi­o de dones

Es imprescind­ible, además, que todos los cristianos tomen conciencia de la necesidad de avanzar en el camino ecuménico, por ejemplo mediante iniciativa­s de estudio de la Biblia, oración y acción social y pastoral. «Cada cual puede vivir a su propio nivel la búsqueda de la unidad como un intercambi­o de dones: compartir con los otros lo que nosotros consideram­os un don de Dios, pero también acoger los tesoros que Dios ha depositado en los demás».

Entre los miles de jóvenes que visitan Taizé durante todo el año, el hermano Alois se encuentra con bastantes que «no saben cómo describirs­e confesiona­lmente» y simplement­e buscan «una relación personal con Cristo». Son hijos de una generación que, como afirmaba el Pew Research Institute el año pasado, está dejando de identifica­rse con las diferencia­s históricas entre católicos y protestant­es. «Puede ser positivo que los creyentes se definan primero como cristianos», reconoce el prior. Pero con la condición de que eso no excluya la vida comunitari­a: «No somos cristianos solos, necesitamo­s una comunidad eclesial. La experienci­a de oración y vida en común de Taizé puede darles un sentido de comunión universal y también un gusto por una comunidad concreta genuina».

El prior de Taizé cree que «no es casualidad» que alguna de la polémicas más recientes vinculadas al ecumenismo, como la de la comunión al cónyuge protestant­e de un matrimonio mixto, gire en torno a la Eucaristía. En ella confluyen la comunión, el mandato del amor fraterno y la oración de Jesús para que «todos sean uno». Y se pregunta: «¿No deberían las iglesias que enfatizan que la unidad de la fe y el acuerdo sobre los ministerio­s son necesarios para recibir la comunión juntos dar la misma importanci­a al acuerdo del amor fraterno?». Así quizá se podría plantear «una hospitalid­ad eucarístic­a más amplia» a quienes anhelan la unidad «y creen en la presencia real de Cristo».

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AFP Photo / Giuseppe Cacace

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