ABC - Alfa y Omega

Fe y Alegría en la tarea educativa

- +Carlos Card. Osoro Arzobispo de Madrid

¡Qué bueno es entender y hacer posible que, si se cambia la educación, se puede cambiar el mundo! Fe y Alegría crea espacios de encuentro donde dialogar y promover consensos que nos hagan ver y vivir horizontes en los que el bien común y la educación son tareas esenciales, para que todos se sientan parte de la familia humana

El lunes pude participar en el congreso que la Fundación Entrecultu­ras-Fe y Alegría ha celebrado en Madrid con este título: Agenda 2030: el reto de una educación que cambie el mundo. Ha sido un evento muy importante no solo por las aportacion­es que ha habido, sino también por las realidades que representa­ban quienes han hecho posible este congreso y por todos los participan­tes. No era un encuentro de teóricos que hablan de la educación, sino de hombres y mujeres que ven rostros humanos en lugares periférico­s y en situacione­s donde a veces se roba la dignidad humana. ¡Qué alegría para mí, como pastor de la Iglesia, ver cómo dan la vida hombres y mujeres por ofertar una visión integral del ser humano! Y no de forma teórica, sino desde una entrega total de sus vidas. Además, haciendo partícipes de esa visión a todos los que educan, tocando su corazón, accediendo a su vida entera con palabras y obras.

¡Qué bueno es entender y hacer posible que, si se cambia la educación, se puede cambiar el mundo! Con la ayuda y la gracia de Nuestro Señor, Fe y Alegría puso desde sus inicios y sigue poniendo esfuerzos, capacidade­s, recursos y saberes para avanzar en esta tarea. Crea espacios de encuentro donde dialogar y promover consensos que nos hagan ver y vivir horizontes en los que el bien común y la educación son tareas esenciales, para que todos se sientan parte de la familia humana.

El lunes salí del encuentro con el deseo de que todas las institucio­nes educativas de la Iglesia, cada una con su versión carismátic­a y propia de su identidad, nos involucrem­os en esta tarea educativa:

1. Enseñemos cómo aprender a ser.

¡Qué bien se lo enseñó el Señor a Nicodemo aquella noche que se presentó ante Jesús porque le gustaron y llegaron a su corazón los signos que hacía el Señor! Observemos lo que le dijo Jesús: «En verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios». Y la pregunta que le hace Nicodemo: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo?». Esto es lo que da Jesús. Aprendamos a ser de quien nos puede dar la hondura de ser, «el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».

2. Enseñemos cómo aprender a vivir y convivir.

¡Qué bien se lo muestra Jesús a la samaritana! Es ella misma la que le dice al Señor: «Dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir a sacarla». Con esa agua que le da el Señor, aquella mujer se pone a vivir en la verdad. Y busca a las gentes de su pueblo para decirles: «Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho». Así se aprende a vivir, reconocien­do nuestra verdad ante quien es la Luz, y saliendo hacia los demás con esa Luz.

3. Enseñemos cómo aprender a participar.

¡Cuántas veces he meditado la curación del paralítico de Betesda! El paralítico dijo al Señor: «No tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua». Él deseaba participar en alcanzar su curación, pero nadie lo ayudaba. Jesús dio la clave de la participac­ión: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar». Jesús le regala el amor de Dios, que es la medicina que ayuda a devolver y entregar la dignidad que todo ser humano tiene. Participar en devolver la dignidad robada en los aspectos que fuere es lo que hemos de aprender.

4. Enseñemos a habitar el mundo.

¡Qué tarea más hermosa hacer de este mundo una casa-hogar para todos! Para ello hemos de convertirn­os en pastores los unos de los otros, tal como Jesús nos enseña. «El que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y salteador, pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas». El que desea hacer un mundo habitable pastorea a todos los que se encuentra, los cuida, los cura, los busca, los sirve y ama de la misma manera que nos ha enseñado Jesucristo. Es capaz de dar la vida para que el otro viva y alcance la plenitud que tiene, pues se la ha dado Dios mismo. Hacer habitable el mundo impulsa a vivir la responsabi­lidad por el presente y el futuro de todas las personas.

5. Enseñemos a vivir en un mundo plural, multicultu­ral y global.

El lavatorio de los pies en la Última Cena es el hecho que mejor manifiesta lo que es necesario para vivir en un mundo como el nuestro. Ponerse al servicio de todos; hacerse el último para servir a todos; eliminar de nuestra vida la exclusión; importarno­s el bien que se hace; eliminar la intoleranc­ia, el sectarismo; dar acogida; liberar de las esclavitud­es y de todo lo que deshumaniz­a; hacer crecer al otro siempre. Esto es necesario en todo momento, pero más en un mundo plural, multicultu­ral y global. Globalicem­os el amor de Dios que se convierte en hacernos servidores de todos.

 ?? Federación Internacio­nal Fe y Alegría ?? Jóvenes en una aula del centro técnico Fernando Bandeira, en El Progreso (Honduras)
Federación Internacio­nal Fe y Alegría Jóvenes en una aula del centro técnico Fernando Bandeira, en El Progreso (Honduras)

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