El cardenal Ouellet responde a Viganò
«Después de su jubilación en 2006, el excardenal [McCarrick] fue fuertemente exhortado a no hacer viajes y a no aparecer en público para no provocar nuevos rumores». Pero «es falso presentar esas medidas», que nunca respetó, «como sanciones decretadas por el Papa Benedicto y anuladas por el Papa Francisco». De hecho, Francisco «destituyó [a McCarrick] de su dignidad de cardenal cuando se demostró evidente una acusación creíble sobre abuso de menores». Es la tajante respuesta del prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, a la carta en la que monseñor Carlo Maria Viganò, exnuncio en Estados Unidos, pedía la renuncia de Francisco por haber rehabilitado al excardenal Theodore McCarrick. El cardenal Ouellet afirma que en los archivos de su congregación no hay «ningún documento firmado» por los papas «sobre este asunto, ni ninguna nota de audiencia de mi predecesor, el cardenal Giovanni Battista Re, que diese mandato para obligar al arzobispo emérito McCarrick al silencio y a la vida privada». El motivo es que «no se disponía entonces, a diferencia de ahora, de pruebas suficientes». El prefecto de los obispos concluye que las acusaciones de Viganò son un «montaje político sin fundamento real», y le invita a reconciliarse con el Papa. La carta del cardenal Ouellet se hizo pública solo un día después de que el Vaticano anunciara que se investigará «toda la documentación presente en la Santa Sede» relativa a McCarrick. Esta información se sumará a la obtenida durante la investigación preliminar de la archidiócesis de Nueva York, que halló indicios graves de abusos a un menor. La Santa Sede reconoce que es posible que se tomaran decisiones incompatibles con el enfoque actual, que exige que no haya trato de favor cuando los acusados de abuso o encubrimiento sean obispos.