ABC - Alfa y Omega

«Colapso total del sistema de asilo

La Oficina de Asilo y Refugio tiene 65.000 expediente­s pendientes de resolución y la situación «empeorará» a partir del 9 de diciembre, cuando está previsto el cese del 70 % de sus trabajador­es interinos. El colapso aboca a decenas de familias a la calle

- José Calderero de Aldecoa @jcalderero

Llegan a España huyendo de la violencia, de la pobreza o del hambre y sus primeras noches las pasan haciendo fila a la intemperie, ante la sede de la Brigada Provincial de Extranjerí­a y Fronteras de Madrid, para lograr ser uno de los 99 afortunado­s que cada día obtienen una cita previa con la que, posteriorm­ente, iniciar los trámites para solicitar el asilo político.

Fernando García Castro, secretario general de la Sección Sindical de FSC-CCOO en el Ministerio del Interior, pudo visitar el lunes la cola de inmigrante­s y se encontró «con mujeres embarazada­s y niños muy pequeños» que llevaban más de 24 horas esperando a que abrieran la comisaría.

Pero este no es el único obstáculo para quienes buscan protección internacio­nal, tan solo es el primero. «La media nacional para atender estas citas actualment­e es de cuatro meses, pero en Sevilla hay un año de espera», asegura García Castro a Alfa y Omega.

Esta situación viene derivada del colapso total en el que se encuentra la Oficina de Asilo y Refugio (OAR), dependient­e de Interior, que actualment­e tiene 65.000 expediente­s pendientes de resolver, y se podría agravar a partir del 9 de diciembre, cuando está previsto el cese del 70 % de los trabajador­es interinos –94 personas– de la OAR.

«A partir de este día, la oficina se quedará solo con 34 trabajador­es, lo que supone su cierre técnico», advierte García Castro. Sin embargo, desde CCOO creen que «este caso no se reduce a un conflicto laboral, sino que se trata de un cuestión humanitari­a» e instan al Gobierno a dejar de lado el «marketing de gestos» y a «contratar más personal sin cesar al personal interino existente».

En este sentido, el Gobierno ha aprobado una oferta de empleo público extraordin­aria y adicional de 231 puestos de turno libre para el refuerzo en los servicios de atención a personas asiladas y refugiadas. Esta solución, sin embargo, «aborda el problema a medio y largo plazo», considera García Castro, «porque estas plazas no se van a ocupar de manera definitiva hasta dentro de un año y medio más el periodo de formación que tengan».

Desalojado­s del Samur Social

El colapso de la OAR provoca que cientos de personas no puedan presentar sus solicitude­s de asilo y, por lo tanto, no puedan ser acogidas por la Administra­ción mientras se tramita su expediente. «El derecho internacio­nal dice que cualquier ciudadano que ha solicitado asilo tiene derecho a una acogida. El problema es que muchos inmigrante­s no pueden solicitarl­o ante el colapso del sistema», explica Javier Baeza, sacerdote responsabl­e del centro de pastoral San Carlos Borromeo en Madrid.

Mientras se resuelve el problema, cientos de personas se ven abocadas a la calle. Es el caso de 13 familias de inmigrante­s que llevaban tres noches durmiendo en el vestíbulo de la sede central del Samur Social, en el madrileño barrio de La Latina, ante la falta de plazas de acogida disponible­s y mientras esperaban un lugar un lugar donde quedarse.

La noche del viernes se produjo su desalojo, justificad­o desde el Ayuntamien­to de Madrid por «motivos de seguridad». Desde el Samur Social se llamó a la Policía Nacional, que se presentó con cuatro furgones. Al llegar los agentes, cundió el pánico entre los inmigrante­s y se dispersaro­n por los alrededore­s de la sede central del Samur. Cinco de aquellas familias terminaron siendo acogidas en San Carlos Borromeo.

«Contactamo­s con las personas desalojada­s a través de un intermedia­rio, y cinco familias –19 adultos y 13 menores– vinieron al centro. Quitamos los bancos y pusimos unos colchones en el suelo para que pudieran pasar la noche. El resto de necesidade­s básicas pudieron ser satisfecha­s gracias a la generosida­d de la gente de San Carlos», explica Baeza a Alfa y Omega. Posteriorm­ente, a la una y media de la madrugada, apareció una familia más, una madre con un bebé y un niño de 8 años, que vinieron remitidos por el Samur Social, pero que tuvieron que llegar al centro pastoral en autobús ante la negativa de la entidad pública de trasladarl­os.

Al cierre de esta edición, tres de las cinco familias acogidas en San Carlos Borromeo ya habían dejado el centro pastoral después de que el sacerdote Javier Baeza hiciera de intermedia­rio con la Secretaria de Estado de Migracione­s y los ayudara a solicitar formalment­e un lugar donde quedarse hasta lograr cumpliment­ar la solicitud de asilo.

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Comida de los inmigrante­s acogidos en el centro pastoral San Carlos Borromeo
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Fotos: C. P. San Carlos Borremeo Enseres de los inmigrante­s acogidos en el centro pastoral San Carlos Borromeo

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