Las raíces de la soledad
La distancia geográfica y la falta de tiempo de los hijos y nietos no son las únicas razones de que muchas personas mayores estén solas. Lo explica la psicoterapeuta María Jesús Nieto, presidenta de la Asociación Madrileña de Terapia de Pareja, Familia y Otros Sistemas Humanos (AMTPFOSH), que también participó en la mesa sobre abuelos y nietos. Las causas suelen ser más profundas, y estar relacionadas con cómo han sido las relaciones familiares. Si la «transición de cada miembro de una etapa vital a otra se ha manejado bien», a pesar de los problemas «los hijos se organizarán para apoyar a los padres buscando un cuidador, haciendo turnos (incluso con los nietos mayores),…». Si ha habido conflictos –«de los que todos son responsables y víctimas a la vez»–, las dificultades materiales pueden tener la última palabra. Uno de los temas que más preocupan a la presidenta de AMTPFOSH son las rupturas conflictivas, «cuyas víctimas son los niños pero también los abuelos. En estos casos, uno de los cónyuges no facilita que el nieto se relacione con la familia del otro. Cada vez hay más casos de abuelos que reclaman judicialmente ver a sus nietos». Sin llegar a eso, incluso cuando el niño puede pasar tiempo con ellos, «se establece un sistema de lealtades hacia el primer cónyuge que implícitamente no le permite disfrutar».