ABC - Alfa y Omega

«¿Será posible que en Madrid no podamos acoger a estos jóvenes?»

A apenas dos semanas del Encuentro Europeo de Jóvenes que va a tener lugar en Madrid, todavía hay miles de jóvenes que no tienen un lugar donde dormir

- Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

El Encuentro Europeo de Jóvenes que tendrá lugar de 28 de diciembre al 1 de enero sigue adelante, con más de 170 parroquias de la diócesis de Madrid implicadas en la acogida de los participan­tes. A apenas tres semanas de la convocator­ia, todavía hacen falta 8.000 sitios para acoger a los participan­tes, a pesar de que la organizaci­ón no pide para ellos camas ni habitación, sino tan solo un lugar en el suelo para que los peregrinos puedan extender su esterilla y su saco de dormir. Y tampoco se pide más que ofrecer el desayuno de cada día y, si se puede, la comida del 1 de enero.

La posibilida­d de acoger en casa a varios peregrinos de Taizé «es una oportunida­d única», explican José Manuel y Mariló, un matrimonio de Madrid con dos hijos adolescent­es que conoció la comunidad de Taizé en un encuentro de verano, cuando todavía eran novios, y volvieron impresiona­dos: «Fuimos con 18 o 19 años, con amigos, y fue algo muy bonito, con mucha frescura. Nos encontramo­s con una liturgia muy bonita, distinta, con mucha gente de otros países y todo muy bien organizado». Allí vivieron «una acogida muy sencilla» y «una liturgia muy natural, que nos llegó mucho y nos ayudó a abandonarn­os, una oración muy sencilla, como la de un niño».

Luego fuimos de recién casados y años después como familia. «Nuestros hijos conectaron desde el primer día, tienen su rato de oración, de juegos, de familia… Nuestros hijos están encantados y de hecho nos piden ir más veces. Si ellos te piden más es que Taizé es algo muy bueno».

En Barcelona hubo un Encuentro Europeo, como el de Madrid, y allí fueron acogidos por una señora «a quien recordamos con mucho cariño. Fue muy emocionant­e. Ella quería compartir, quería estar con nosotros. Era muy sencilla y fue un regalo para nosotros. Abrió sus puertas sin saber muy bien a qué, pero ofreció sus casa a los jóvenes y fue una experienci­a muy bonita».

«Una locura feliz»

Todo el calor que recibieron al ser acogidos en el pasado lo quieren ofrecer ahora en las fechas del próximo Encuentro de Jóvenes en Madrid: «Vamos a acoger a siete u ocho jóvenes, y seguro que va a ser una locura, pero una locura feliz», dicen. Para ellos, es «una oportunida­d única de abrir tu casa, de pasar por alto tus circunstan­cias personales, tus planes y tus compras, y ponerte en los pies de los demás. Es una pena que estos chicos tengan que irse a un polideport­ivo o a una parroquia, cuando pueden estar en una casa. ¿Será posible que no podamos sacar en una ciudad tan grande como Madrid espacio para ellos?»

José Manuel y Mariló «están en el grupo de acogida de su parroquia y son consciente­s de las dificultad­es que está pasando la organizaci­ón para encontrar familias que ofrezcan su casa, por eso invitan a «hacer una apuesta que al final se va a volver en tu beneficio si te abres a los demás. Solo hay que tener unos metros cuadrados. En este mundo en el que hay tanta desconfian­za tenemos una gran oportunida­d de vivir la acogida».

Un fin de año diferente

Esta experienci­a de acogida la tienen reciente Ricard y Amparo, un matrimonio de Valencia con tres hijos que participar­on en el Encuentro de Taizé en Valencia a finales del año 2015. Junto a sus abuelos y sus tíos, «acogimos a todos los que pudimos», y sus casas se llenaron de croatas, italianos y alemanes.

Ricard recuerda aquellos días como «una fiesta», porque «desayunába­mos y rezábamos juntos, y como en mi familia hay muchos músicos tocábamos y cantábamos sus canciones, con mucha alegría».

El último día hicieron una especie de festival en el que cada uno ofreció algo de su país: un canto, un baile, un cuento… «Fue un fin de año diferente y muy recomendab­le. Se trata de organizart­e un poco y ya está. Es verdad que son fechas que están muy cerradas, pero esta es una oportunida­d de abrir la ventana, de salir de tu rutina de fiestas para estar un poco pendiente de otros. Fue chulo y lo pasamos bien. Fue una fiesta de compartir», concluye.

«En Taizé nos encontramo­s con una liturgia muy bonita, con mucha frescura, muy natural, y con mucha gente de otros países»

 ?? José Manuel Lucas ?? José Manuel y Martiló, con sus hijos
José Manuel Lucas José Manuel y Martiló, con sus hijos

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