«Los vicios de la política: una vergüenza y un peligro para la paz»
La corrupción. El enriquecimiento ilegal. La tendencia a perpetuarse en el poder. La xenofobia y el racismo. El desprecio por migrantes y refugiados. Son todos vicios de la vida política. Le restan credibilidad a los sistemas democráticos, y a quienes ejercen el poder. Son «la vergüenza de la vida pública» y «ponen en peligro la paz social». Es la advertencia del Papa Francisco, en su mensaje por próxima la Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero. El Vaticano acaba de anticipar su contenido, dedicado a la acción política en un mundo cada vez más polarizado, fragmentado y atemorizado
La buena política está al servicio de la paz es el título de un texto relativamente corto, de unas once páginas, que fue difundido esta semana en ocho idiomas (además del español, en italiano, francés, inglés, alemán, portugués, polaco y árabe). En resumen, se trata de una llamada a recuperar el sentido más alto de la política. Un texto realista, que denuncia las distorsiones de esa actividad, pero no la condena. Al contrario, indica que es responsabilidad de todos.
Pero, como resulta previsible, Jorge Mario Bergoglio dedica un buen espacio a las malas prácticas que socavan el ideal de una democracia auténtica. Porque son una constante tentación: como las «múltiples formas de apropiación indebida de bienes públicos o de aprovechamiento de las personas», «la negación del derecho», «el incumplimiento de las normas comunitarias», «la justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la razón de Estado», «el rechazo al cuidado de la Tierra» y «la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato».
«Sabemos bien que la búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y a la injusticia. La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción», advierte, sin cortapisas.
Y agrega que, cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro.