Viajar en Navidad
Chesterton nos invita a que no seamos turistas convencionales, a fijarnos en los detalles cotidianos de los lugareños en cada sitio y a mantener esa capacidad de asombro que, dice, a él le hace ser mal reportero porque todo lo que ve le sorprende. Da buenos consejos para construir la paz fraternal entre pueblos: lo peor no es que seamos hipercríticos cuando descubrimos lo ajeno, lo más grave es que carezcamos en igual medida de capacidad autocrítica. Y del viaje mágico de Canción de Navidad de Dickens, valora que los guías-fantasmas de su «curiosa Trinidad temporal (un politeísmo positivo en tres versiones del Espíritu de la Navidad) son menos convincentes que las visiones que revelan».